No existe razón alguna que pueda justificar el acto de dejar a su suerte a un perro. Son de los animales más fieles y nobles que jamás conocerás, y si se tienen en casa es para que sean considerados como lo que son: un miembro más de la familia.
Sin embargo, la realidad es que, a pesar de los enormes esfuerzos realizados por cientos de asociaciones en favor de los animales, este es un flagelo que sigue poblando las calles de caninos en el mayor desamparo.
El problema se agrava aún más si se trata de cachorros. Los peludos más pequeñitos no están preparados para buscarse su propio alimento o siquiera agua. Están técnicamente condenados a muerte.
Sin embargo, en muchos casos, logran ser rescatados. Esta es la historia de un diminuto canino de pocos días de nacido que fue encontrado solo en el medio de una acera. Estaba cubierto por miles de pulgas y carecía de buena parte de su pelaje. No se sabía si se había perdido o había sido dejado allí por manos inescrupulosas.
Tuvo la fortuna de ver cómo su suerte cambió cuando un grupo de activistas de la organización Animal Step, lo vieron a tiempo y se acercaron para socorrerlo. Su estado era francamente lamentable, de modo que lo llevaron a un lugar seguro para darle atención veterinaria urgente.
“Fue llevado a un hospital veterinario por alguien que lo vio. Los veterinarios lo conectaron con líquidos intravenosos para mantenerlo hidratado y le dieron el mejor tratamiento médico”, dijo uno de sus rescatistas.
Poco a poco, con amor y muchos cuidados el animalito comenzó a recuperarse de un modo sorprendente. En tiempo récord estuvo listo para optar por una nueva familia que le brindara el tan merecido amor que una vez le fue negado. A los pocos días, su dulzura le atrajo a una nueva casa, con un nuevo grupo de humanos que lo adoran.
“Después de solo unos días encontró un nuevo hogar donde comenzó su nueva vida. Es un chico tan afortunado que lo rescataron justo a tiempo. Crece con buena salud y vive una vida feliz”, detallaron los voluntarios.
Ya el feliz canino tiene un año haciendo felices a su familia. No quedan vestigios de lo que alguna vez llegó a ser este dulce cachorro, quien hoy crece querido, sano, fuerte y lleno de energía.
Todos merecemos una segunda oportunidad. Los perros que deambulan por las calles del mundo no son la excepción. Nada que hagan podría hacer que se piense en dejarlos solos, a su suerte.
Ellos no son culpables de los males del mundo, pero son seres sin voz, que tristemente deben afrontar humillaciones e injusticias, y terminan sobreviviendo por su cuenta en la calle, todo por la irresponsabilidad de sus presuntos cuidadores.
Los animales de compañía deben ser más que una mascota, deben ser un familiar más a quien querer, respetar y cuidar. Por ningún motivo se debe atentar contra su salud y su bienestar, al igual que el de cualquier otro miembro de la familia.
Comparte esta historia con tus familiares, amigos y seres queridos. Nunca está de más considerar algunas de las cosas que hacen los perros que mejoran nuestra vida y que nos la hacen más feliz cada día que pasa.