Lauren Preece siempre fue muy unida a su mascota, un pequeño poodle llamado Milo. Lamentablemente, el 2017 tuvo que tomar la difícil decisión de dejarlo en casa de sus padres para mudarse a Canadá.
Había conseguido un trabajo allá y en su nueva residencia no le permitían tener perritos. Con el corazón roto, lo llevó a Queensland, Australia. Su consuelo era saber que sus padres también querían mucho al peludito y lo cuidarían con mucho amor.
En ocasiones, las mudanzas pueden resultar difíciles para las mascotas. Especialmente si ya no cuentan con sus dueños de toda la vida. Poco después de sus primeros meses en Queensland, Milo se perdió.
Los padres de Lauren organizaron búsquedas por toda la zona pero nadie lograba encontrar el más mínimo rastro del perrito. Milo tenía microchip y un collar con todos los datos de contacto de su familia. Sin embargo, seguían sin recibir noticias de él. Era como si simplemente hubiese desaparecido.
“Es tan pequeño que pensamos que un depredador había acabado con él”, dijo Lauren.
El tiempo pasaba y Lauren comenzó a temer lo peor. Su poodle se había extraviado en una zona llamada Weipa que se caracteriza por la presencia de cocodrilos, dingos y muchos otros animales salvajes que son muy territoriales.
Había pasado un año y todos sus familiares y amigos le dijeron que simplemente ya no debía tener esperanzas de volver a ver a su mejor amigo. Lidiar con la partida de nuestras mascotas es devastador; pero Lauren ni siquiera estaba segura de cuál había sido la suerte de Milo.
Continuó con su vida pero no pasaba un día en que no pensara en él. Finalmente, tres años después, recibió la llamada que tanto había esperado. El perrito había aparecido a 800 kilómetros de distancia de la casa de sus padres.
“Es un milagro de Navidad. La familia debe estar demasiado feliz”, comentó un internauta.
Se encontraba agotado y un poco desorientado pero no sufrió heridas graves.
“Estaba en shock. No lo podía creer. En cuanto colgué el teléfono comencé a llorar. Estaba demasiado feliz”, recordó Lauren.
Las mascotas son un miembro más de la familia y nunca debemos darnos por vencidos con ellos. Después de tres difíciles años, Milo logró regresar a su lugar seguro. Ahora, la familia Preece tiene muchas razones para celebrar y brindar todos los mimos del mundo al hermoso poodle.
Únete a esta bonita celebración comparte esta nota. Los días festivos son para pasarlos con nuestros seres queridos, incluidos los perritos.