La lealtad de ciertos animales hacia sus dueños no es un secreto para nadie pero hay casos que sobresalen por la profunda fidelidad que ciertas criaturas tienen hacia sus humanos. Un ejemplo más que claro de esa situación es la historia de Maní, un perrito mestizo de la India que ayuda a su padre en un pesado trabajo.
El perro rescatado de las calles tiene 8 años y es incondicional con su familia.
Maní vive en la localidad de Krishnagiri en el estado indio de Tamil Nadu, y es conocido y amado por los lugareños gracias a su increíble labor como lechero.
Su padre humano llamado Thangavelu es un comerciante de productos lácteos que lo rescató cuando era un cachorrito de sólo semanas y desde entonces ha velado por él.
El can está muy agradecido con el hombre.
Maní y Thangavelu se hicieron inseparables con el transcurrir de los años. El peludo acompañaba al aldeado cada vez que iba a entregar la leche en las casas del pueblo y poco a poco fue haciéndose en un can adorable y responsable.
Ahora es él quien hace el trabajo duro.
Hace algún tiempo que Thangavelu enfermó y los años lo han hecho cada vez menos activo, así que el hombre decidió apoyarse en su mascota para solventar las dificultades del trabajo. Maní memorizó cada una de las rutas que hacía con su papá humano y un día lo sorprendió al demostrarle su increíble memoria.
Thangavelu tiene cinco vacas y cuatro búfalas que le producen diligentemente 25 litros de leche diaria. El producto debe ser repartido pero el hombre ya no puede, así que decidió contratar a su peludo.
El can sale desde temprano a despachar los pedidos.
Maní lleva sobre su lomo una carretilla especial que el comerciante le diseñó y con ella trasporta la leche que debe entregar cada día.
Sin duda es un trabajo arduo para este peludito pero su lealtad hacia su dueño no le permite negarse a echarle una mano.
La gente del pueblo se asombra cuando lo ven pasar.
Maní ha llevado esta vida durante los últimos años y ha sabido cómo ganarse el amor de todos los clientes y el reconocimiento de su padre.
“Es el perro más amigable, inteligente y obediente que he visto. Me escucha y comprende mis instrucciones. Es muy juguetón con los niños. Antes de que Maní aceptara este trabajo, solía caminar hasta las casas para entregar las latas. Maní me seguiría todo el camino al centro, sabía la ruta exacta, la ubicación exacta y la hora. Pensé, ¿por qué no usarlo para entregar la leche?”, dijo el dueño.
Es cierto que la inteligencia de Maní es de admirar así como su gran corazón pero este amiguito no vino al mundo para trabajar.
La estructura ósea de un perrito no está diseñada para soportar un peso tan grande como las latas de leche que trasporta diariamente.
Al final del día el can termina realmente agotado.
Hay días en los que al animalito se le ve decaído y lo más probable es que no entienda cuándo es su momento de descansar.
Él también merece retirarse pero su lealtad no lo deja poner la más mínima objeción ante su padre. Maní conoce la necesidad de su dueño y por eso le brinda su apoyo, pero él no debería estar sometido a este trabajo.
¿Cuándo llegará la jubilación para este can?
En ocasiones la ignorancia lleva a las personas a cometer ciertos abusos. Maní es un perro consentido y amado por su familia, al que no le falta el alimento pero sí mucho más descanso.
Así es el día a día de este humilde lechero.
Esperamos que los aldeanos hagan que su dueño comprenda que ya es hora de que el peludo se jubile. Thangavelu necesita encontrar otro modo de repartir sus productos sin que la salud del perro se vea comprometida.
Tu mascota siempre aceptará todo lo que le pidas pero por favor no abuses de su buen corazón, comparte la historia de Maní y envíale tu apoyo y bendiciones desde la distancia.