La naturaleza se suele regir por leyes, pero existen algunos animales que nacieron para quebrantarlas y llegan hasta donde nadie sospechó jamás.
Son relaciones que ostentan el más puro y genuino amor entre dos animales que no tienen que ver nada entre sí. Porque las reglas están para saltárselas y ellos lo saben bien.
El hogar de Nicole Kogan siempre estuvo lleno de animales de varias especies: perros y gatos daban vida y alegría a todos en la casa. Sin embargo, hace un tiempo vivieron la trágica noticia de que el perrito Dexter, tras algunas complicaciones de salud, falleció irremediablemente.
Posterior a la muerte del canino mayor de la familia, el gato Oscar —quien era su mejor amigo en la casa— entró en una profunda depresión. En ese momento apareció Jude, un curioso pitbull sin ojos y de caminar torcido, personaje central de su propia historia.
Su bondad fue la clave para sacar a Oscar de su oscuro abismo emocional.
Y es que, Oscar y Dexter eran hermanos, amigos, compañeros de mil aventuras, en fin, inseparables. Era natural para el gato sentirse morir sin su querido peludo. Si bien todos en la casa lograron superar la pena y seguir adelante, Oscar no parecía mejorar. Hasta que llegó Jude, como un milagro.
Se trata de un pitbull cachorro, con carita de ángel sin ojos. Nació ciego y, aunque muchos pensarían que su vida es tremendamente complicada, la verdad es que es muy independiente. Está lleno de energía y de amor, al igual que cualquier perro normal. Fue adoptado por los Kogan tiempo después de la muerte de Dexter.
“Es asombrosa la manera en que se mueve por la casa. Si se acerca a una pared, la esquiva sin problema alguno”, dijo Nicole.
Desde que se volvió parte de esta gran familia, Jude se llevó de maravilla con todos los demás miembros. Sin embargo, cuando vio la situación en la que se encontraba Oscar se centró en él. De inmediato, fue hasta donde estaba y no se le despegó. Fue una significativa muestra de apoyo para este gato triste.
Así fue como el pobre Oscar recobró su vitalidad y su amor por la vida. Conoció un nuevo lado feliz, gracias a este pequeño cachorro que se acurrucó de una vez con él, desinteresadamente, como si se conocieran desde siempre.
Oscar le devuelve el cariño a Jude ayudándolo a hacer sus actividades diarias como sabiendo de su discapacidad. Y, aunque Jude realmente sea un perro que se vale por sí mismo, siempre agradece la presencia de su compadre felino.
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“Cuando Jude llegó, le prometí que su vida sería relevante. Por eso me gusta compartirlo con los demás. Si puede hacer sonreír a una persona, además de a mí todos los días, entonces su vida sí tiene valor”, añadió Nicole Kogan.
A pesar de que se piense lo contrario, los animales sienten de una manera muy particular y reaccionan, al igual que los humanos ante los cambios del destino. No obstante, con la misma rapidez con la que se puede entrar en ese estado, también se puede salir.
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