Hay animales que son como ángeles. Son tesoros de enorme valor que tan solo las almas puras saben apreciar. Por suerte, estas son las más, y la historia de esta mujer es un ejemplo que bien vale la pena ser reseñado.
La mujer en cuestión nunca se imaginó que su rutina diaria estaba a punto de ser sacudida por un encuentro que daría un nuevo giro a su vida, y agregaría un miembro más a su familia.
Mientras conducía por la carretera, se topó con un perrito dejado a su suerte por manos descuidadas, en evidente estado de gravedad. Se notaba que no había comido o bebido en días, de modo que no dudó en bajar del vehículo para acercarse al animalito.
“Vi que el perro había sufrido sed, hambre y frío durante días; esperé a que alguien lo ayudara, pero eso no pasó. Preocupada por él, decidí salvarlo”, dijo la mujer.
Ya de copiloto y al saberse a salvo en el coche, lejos del oprobio de las calles, el peludo comenzó a mirar a su salvadora con ojos de inmensa gratitud, además de aprisionar su brazo amorosamente. Su gesto fue tan tierno que la conductora y rescatista no pudo evitar el llanto.
La incomprensión por la desolación en la que se encontraba el perrito hizo que a esta mujer la invadiera un súbito sentimiento de tristeza. Las lágrimas brotaron a borbotones de sus ojos. Entonces, fue cuando se invirtieron los papeles. Quien al principio brindó seguridad y consuelo, se convirtió en la consolada.
“El perro alcanzó mi mano varias veces deseando afecto. Me rompió el corazón que hubiera sido descuidado, hubiera sufrido y, aun así, no estuviera enojado conmigo, sino agradecido”, añadió la mujer.
Mientras se encontraba quieto dentro del auto, nuestra heroína aprovechó para captar la hermosa escena en imágenes que compartió en sus cuentas de las redes sociales. En minutos, estas se volvieron virales con más de 200 mil reproducciones en Internet.
Al tiempo que recorrían las calles, la nueva madre acariciaba con dulzura al animalito diciéndole que todo estaría bien, entre sollozos. El peludito respondía con más arrumacos plenos de ternura y de agradecimiento. Era todo el afecto y el cariño perdidos que este noble canino necesitaba para ser feliz.
La actitud del perrito fue de apoyo incondicional. De su mirada brotaba el amor más puro. De sus caricias se desprendía la sensación de que nunca más alguno de los dos volvería a estar solo. Desde ese día se tuvieron mutuamente para siempre.
Son valientes, cariñosos ¡y muy leales! Los peludos nos enseñan a ver el mundo de una manera distinta. Nos muestran cómo ser mejores cada día. Y es que, si hay algo que caracteriza a nuestros pequeños amigos, es precisamente eso: lo buenos amigos que son.
Comparte esta historia con tus seres más cercanos y queridos. La gratitud es, sin duda, una característica que define a los perros y que muchos humanos deberíamos imitar. Están pendientes de todo lo que nos sucede, nos dan su cariño sin pedir nada a cambio y están ahí para nosotros, en las buenas y en las malas.