Gus es un gatito birmano que sufrió un duro pasado. Sus rescatistas no estaban del todo seguros de que lograse recuperar pero decidieron brindarle una segunda oportunidad. Después de todo, ser adoptados y conocer un hogar amoroso es algo que puede cambiar para siempre a un peludito.
Afortunadamente, eso fue precisamente lo que sucedió. El esponjoso gatito fue adoptado por Sebastián Hart y desde entonces su recuperación ha sido asombrosa. Los primeros días no fueron sencillos. Gus era demasiado tímido y sentía tanto miedo que se negaba a salir de debajo de la cama.
Sebastián se armó de paciencia y decidió darle al minino todo el tiempo que fuese necesario para ganarse su confianza. Sabía muy bien que venía de un pasado difícil así que siempre le ofreció amor, comida y todo el espacio que Gus desease. Después de unas semanas, comenzó a ver los resultados.
“Lo dejé recuperarse en su propio ritmo. No soy su dueño, soy su amigo. Él es sólo un alma vieja”, dijo Sebastián.
Ahora, Gus es un gatito feliz que adora pasar largas horas para charlar con Sebastián. Es tan conversador que puede pasarse el día entero haciendo divertidos sonidos como si se entendiera perfectamente con su humano.
“Es un gato muy amable. Nunca me ha arañado, mordido o lastimado. Ni a mí ni a nadie. Tengo suerte de tenerlo en mi vida”, dijo Sebastián.
Un día, Sebastián lo escuchó maullar y pensó que simplemente había visto una mariposa o algo así. Sin embargo, se trataba de una situación diferente. El gatito comenzó a ser cada vez más insistente hasta que Sebastián decidió acercarse para averiguar qué estaba sucediendo.
“Lo encontré sentado frente a este pequeño pajarito. El ave gritaba por su mamá. Comprendí que Gus me estaba llamando para ayudarlo”, dijo Sebastián.
Sebastián dio un vistazo al jardín y vio que el nido del pajarito no estaba muy lejos. Sólo necesitaba buscar un par de herramientas para poder subir hasta allí. Regresó a la casa para buscar lo que necesitaba y se dispuso a proseguir en la delicada misión de salvar a la pequeña ave. En todo momento, el hermoso Gus se mantuvo atento y no dejó de maullar hasta ver que su padre lo había dejado sano y salvo en el nido.
Gus es una prueba más del enorme corazón que tienen los animales. En más de una ocasión son ellos los que tienen muchísimo que enseñarnos a los humanos. Cualquiera podría haber pensado que el pajarito sufriría la peor de las suertes en las garras del gatito pero todo lo que hizo Gus fue salvarle la vida.
Gracias al amoroso gatito, el pajarito logrará recuperarse junto a su madre en la seguridad de su nido. ¡Comparte!