Esta es la historia de una dulce gatita que ha estado llevando a su fiel osito de peluche consigo a todas partes, desde que fue hallada en la más absoluta desolación por una noble mujer de buen corazón.
Mientras realizaba algunos quehaceres domésticos en el granero de su casa de Indiana, Estados Unidos, una hacendosa mujer descubrió una pequeña sorpresa. Escuchó quejidos desde dentro del establo.
Siguió el sonido hasta la esquina, y allí se encontró con una diminuta minina, de unos 10 días de nacida, yaciendo sola en el frío suelo de cemento.
La buena samaritana actuó rápidamente. Colocó un poco de heno alrededor de la gatita para tratar de mantenerla caliente y se dispuso a esperar con ella a que la madre gatuna volviera por su cachorrita.
En vista de que ni la felina o sus hermanos aparecieron, después de algunas horas de espera decidió intervenir. La temperatura corporal del animalito comenzaba a descender velozmente, corría el peligro de perecer de frío e inanición.
Ni corta ni perezosa la tomó en sus brazos y se la llevó a casa. Trató por todos los medios de darle los nutrientes necesarios. No obstante, segura de que no podría alimentarla ella sola, se contactó con Catsnip Etc, una organización de rescate de animales, en busca de ayuda.
“Cuando llegó estaba hambrienta, un poco deshidratada y cubierta de pulgas”, compartió Missy McNeal de Catsnip Etc.
Con la ayuda de un biberón especializado fue como Baby Cricket, nombre con el que fue bautizada, pudo comenzar a alimentarse. Después de peinarle todas las molestas pulgas y llenar su estómago con rica fórmula para bebés gatunos, Cricket se animó.
Esa fue la primera noche cuando la pequeña bola de pelos logró por fin conciliar el sueño y descansar en una mullida y cómoda camita con calefacción. Por supuesto, acompañada de su nuevo amigo un pachoncito osito de peluche, que desde que lo vio no se quiso separar de él.
A veces no podemos elegir. Es el gato el que se encapricha del peluche que tenemos encima de la cama y se adueña de él. Un comportamiento que no distingue de si son callejeros o, por el contrario, proceden de un hogar establecido, ocurre en cualquier felino que puede encontrar calor y protección en un osito de peluche.
Después de un par de días se recuperó satisfactoriamente. Baby Cricket comía con gran apetito y comenzó a ganar talla y peso, como toda una campeona. Siempre en busca de atención y muy expresiva, como cualquier gata feliz.
Eso sí, no está dispuesta a separarse de su mejor amigo hecho de tela y relleno de espuma. Lo lleva con ella, para arriba y para abajo las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Cuando su madre humana no está cerca, lo abraza aún más.
“Ella ama absolutamente a su osito de peluche. Lo ha tenido consigo desde el día en que fue rescatada, y va con él a todas partes. Es su compañero de abrazos y de sueños en las noches. La hace sentir más segura”, añadió McNeal.
Por fortuna, y gracias a los buenos oficios de su rescatista original, así como de la organización proanimalista, hoy en día Cricket está entrando con mucho vigor en la etapa más enérgica de su vida, desarrollando plenamente toda su personalidad. La gatita está esperando un hogar definitivo.
Cricket es una dulce gatita que, incluso cuando sale con sus amigos humanos, insiste en compartir abrazos con Teddy, su peluche adorado. Cuando sea lo suficientemente grande para ser adoptada, su futura familia tendrá el honor de llevarse a ambos a casa.
Comparte la historia de Cricket con tus familiares y amigos y recuerda el valor de ayudar a los animales que necesitan nuestro amor y protección, todos merecen una oportunidad.