Allí, donde el caudaloso río Nilo, testigo de milenios de cultura e historia, está Egipto. Un país convulso y pleno de tesoros, sin los cuales, definitivamente no sabríamos ni de dónde venimos y, mucho menos, hacia dónde vamos.
En días recientes, la plataforma Netflix, a través de una de sus producciones reveló un hallazgo que data de más de dos mil y medio siglos de antigüedad. Tiene de cabeza a todo un equipo de arqueólogos en Bubasteum, un complejo de templos dedicados a la diosa gato Bastet, en los límites del desierto de Saqqara, Egipto.
En ese sitio primordial de la civilización fueron descubiertos varios gatos momificados dentro de un pozo. Según algunas especulaciones se cree que fueron entregados como ofrendas a esta deidad egipcia, mitad diosa, mitad felina.
En la segunda mitad de la Dinastía XVIII, altos dignatarios crearon tumbas excavadas en la roca para sí mismos, que luego fueron reutilizadas como catacumbas. De hecho, hasta la fecha se han encontrado más de cien momias y miles de huesos, no solo de gatos, sino de perros en la zona.
Sin embargo, el mayor y más importante hallazgo, el que realmente obtuvo la atención de los arqueólogos fue el de una momia felina de gran tamaño en particular. La verdad, no se explicaban la existencia de un gato milenario tan desproporcionado y enorme.
Foto de la momia felina que ha causado gran desconcierto
“Como cualquier otra persona, he visto gatos de muchos tamaños. ¿Pero un gato tan grande como este? Nunca lo había visto antes”, comentó uno de los especialistas.
Según informaron, aún hacen falta algunos análisis más exhaustivos, sobre todo en la parte ósea de los fósiles. Y es que, a decir de los fieles excavadores, ninguno ha tenido la experiencia de encontrar un ejemplar de tal envergadura.
Foto de los animales momificados
“Necesitamos hacer un análisis de los huesos para ver qué es. Es tan grande que no puedo imaginar que haya existido un gato de este tamaño”, dijo Hamada Shehata Ahmed Mansour, uno de los encargados de las excavaciones.
Finalmente, la portentosa y pesada «momia felina» fue donada a Salima Ikram, profesora de egiptología de la Universidad Estadounidense en El Cairo, quien resultó la más capacitada para su estudio.
Sin embargo, para la experimentada especialista también resultó desconcertante la inmensidad del animal. De hecho, tuvo que realizar un escaneo del mismo para descubrir lo que era en realidad. Finalmente, después de muchas noches estudiando el caso, determinó que en realidad los restos se asemejaban a los de un posible lince, no a un gato.
Sin embargo, la experta finalmente se corrigió al afirmar que lo que encontró no pertenecía a un gato o a un lince, sino, más bien lo que podrían ser los restos momificados de un cachorro de león, basada en el color y el tamaño de la nariz.
Pero lo más trascendente es que esta es la primera vez en la historia conocida de la momificación en Saqqara que un león bebé momificado en el año 600 a. C. es descubierto.
Comparte la historia de nuestra historia a través de un hallazgo que nos brinda cada vez más luces acerca de cómo los antiguos egipcios interactuaban con los animales salvajes. Descubre los secretos insondables de esas civilizaciones primigenias que nos alumbraron y nos hacen ser lo que somos hoy.