No hay nada más tierno que un animalito bebé, especialmente cuando su pelaje está lleno de esponjosos y suaves risos, como el de las ovejas. Por eso, un hombre que enfrentaba una gran tristeza y depresión no lo dudó dos veces cuando Rebeca, una oveja bebé de solo dos meses de edad, llegó a su lado tras haber sido rechazada por su madre.
Esta linda oveja sabe cómo robarse la atención donde quiera que va, su pelaje color negro, adornado con una peculiar mancha blanca, la hacen ser irresistible para las personas que la ven pasear en las calles de Ilha do Governador, en la Zona Norte de Río, Brasil, donde vive con su humano.
Pero el camino que llevó a Rebeca hasta su humano, el ahora empleado bancario Evilásio Carneiro, fue difícil. Él estaba pasando por un momento complejo cuando la oveja llegó a su vida.
Padecía de problemas de ansiedad y acababa de perder su trabajo por la pandemia de COVID-19. Fue un terapeuta quien le recomendó cuidar de un animalito para ayudarle a lidiar con todos los problemas que estaba atravesando.
“Al principio pensé en un perro, pero tenía más afinidad con las ovejas y las cabras. Por eso decidí quedarme con Rebeca”, dijo Evilásio.
La sugerencia del terapeuta, después de todo, tuvo el efecto deseado; haciendo que Evilásio tuviera una razón para levantarse todos los días: cuidar de la dulce Rebeca.
Es imposible no amarla
“Hoy tengo una rutina. Mi rutina es Rebeca. Despierto, preparo su biberón, camino con ella. Incluso con la pandemia, tengo una rutina en la vida”, explicó Evilásio.
El animal llegó a la casa de este nostálgico hombre como una brisa de vida. Como todo bebé, de cuatro a cinco veces al día toma biberones de leche de vaca sin conservantes, que traen de su Estado natal. Rebeca también está comenzando a comer alimentos hechos a base de maíz, soja y trigo.
En cuanto a su salud, las vacunas y todo el certificado médico de Rebeca se encuentran completas. Y la pequeña muestra lo saludable que es a través de múltiples fotos que sus humanos comparten en las redes sociales.
En las raras ocasiones en que Evilásio necesita salir solo, Rebeca se queda con su madre humana. La familia espera que la oveja alcance el tamaño de un perro grande en su edad adulta, por lo pronto, Rebeca camina por las calles al menos dos veces al día para gastar energía y, cada 15 días, realizan una caminata especial.
Como es previsible, la atención que recibe el animal es grande, pero Rebeca sabe cómo manejar la fama. En general, todo el mundo está encantado con ella.
“Muchos ni siquiera conocen o han tenido contacto con la especie y quieren acariciarla, preguntar si muerde, si es un ternero, si es una cabra”, explicó el empleado del banco, orgulloso.
No obstante, en ocasiones Rebeca y su humano se han encontrado con personas de mal corazón que consideran que ella se encontraría mejor dentro de un refractario de cocina; esto ha llevado a Evilásio a dejar de comer carne y, sin duda, con el gran amor que siente hacia su ovejita lo logrará.
Hechos como este demuestran la magia que tienen los animales cuando los dejamos entrar en nuestras vidas, para llenarlos de amor y cuidarlos. Tenemos tanto que aprender de ellos.
Es la mejor compañía posible
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