Aunque los animales no hablen saben muy bien cómo expresarse para dar entender qué es lo que realmente quieren o están sintiendo.
Graycie es la protagonista de esta historia, es una adorable gatita que está encantada de vivir con una familia que la ame y la llene de atenciones.
A pesar de ser una mascota muy alegre, Allison, su madre se dio cuenta que hay algo que no la hace muy feliz.
Allison dice que su gatita generalmente se porta bien y es muy cariñosa, excepto cuando se trata de comida. Y cuando se da cuenta de que la están mirando cuando hace alguna travesura, se molesta hasta tal punto que la expresión de su cara cambia.
«Graycie es muy extrovertida, cariñosa, y le encanta comer. Tenemos que estar atentos a ella o saltará a la mesa del comedor y hará su propio banquete», Allison.
Allison y su familia adoptaron a Graycie y a su hermana Maggie después de la muerte de sus dos gatos ancianos. La llegada de ellas les ha devuelto la alegría a todos en la casa, son muy ocurrentes y traviesas y eso hace que los días sean muchos más entretenidos.
Graycie y su hermana Maggie les encanta estar acurrucadas. Mientras Graycie está obsesionada con la comida, Maggie está enamorada de los lápices de colores de su padre.
“A Maggie le encanta robar lápices del escritorio de mi esposo y arrastrarlos por la casa”, dijo Allison.
Por la noche, a este par de hermanas les gusta dormir en el sótano, por lo que sus padres instalaron un viejo monitor para bebés para vigilarlas y asegurarse de que no se metan en problemas.
Realmente no pasa mucho tiempo antes de que sus padres atrapen a una de estas gatitas portándose mal.
“Usamos ese monitor originalmente para nuestro niño pequeño. Nos gusta encenderlo de vez en cuando para controlarlas y verlas después de irse a la cama», dijo Allison.
Una noche, Allison atrapó a Graycie robando la comida de su hermana y la regañó a través del monitor.
“Encendí el monitor y vi que estaba comiendo del plato de comida de su hermana, así que le dije: ‘¡Graycie!’, y se dio la vuelta y salió corriendo”, dijo Allison.
Realmente Graycie nunca está feliz de ser atrapada en el acto, y lo dejó muy claro.
«Pensé que había ido a la basura, así que hice una panorámica para encontrarla y fue entonces cuando vi esa cara», agregó Allison.
Graycie continuó golpeando la cámara un par de veces más y después se sentó y la miró desconcertada con una expresión de pocos amigos.
Estas hermanitas felinas han aprendido a convivir con el monitor, siempre que se estén portando bien ni lo notan.
Comparte esta divertida historia, el monitor de bebés es una buena opción para controlar a Graycie, que mientras nadie le hable a través del micrófono no se molesta.