Esther Abrami es una violinista profesional y dueña de Rémila, una hermosa gatita con quien comparte su vida en Francia.
Esta joven es amante de la música y de los animales, sin embargo, no ha sido fácil para ella compaginar su pasión por el violín con el pasatiempo favorito de su amada mascota.
Esther trata de dedicar todos los días unas horas para practicar el violín, pero esto no resultaba muy agradable para Rémila, a quien le encanta acurrucarse en el regazo de su madre humana.
Rémila quiere toda la atención de su madre humana y sabe muy bien como exigirla. Esta adorable y tierna gatita no le gusta cuando Esther está en casa y ella no puede estar abrazada a ella.
Esther suele tocar el violín de pie y cuando llegaba la hora de practicar Rémila solo lloraba a sus pies.
«Intenté practicar sentada y ella se acostaba en mi regazo, pero no siempre puedo estar practicando sentada», dijo Esther.
Para Esther la felicidad de Rémila es muy importante y debía encontrar la manera de hacerle entender que ella debía cumplir con sus prácticas y ensayos para su crecimiento personal y profesional.
Ante este dilema a Esther se le ocurrió una gran idea y tramó un plan maravilloso a favor de la felicidad de ambas.
“Pensé en probar con una pequeña bolsa en la que pudiera ponerla y tenerla alrededor de mi cintura con la esperanza que le gustara”, dijo Esther.
Pero tan pronto como esta joven colocó a su gata adoptiva en la riñonera reutilizada, la percepción de Rémila sobre la pasión por la música de su madre, cambió completamente.
“Pero jamás creí que realmente le encantaría estar ahí”, agregó Esther.
La idea de Esther fue genial. Desde ese momento las horas de prácticas se convirtieron en el momento más esperado del día de Rémila.
«¡Me di cuenta de que le encanta la música! Literalmente puedo practicar durante una hora sin que se mueva de la bolsa», reveló Esther.
Rémila de instaló felizmente en la bolsa que adaptó Esther para ella.
«Saber que disfruta de mi música ha creado un vínculo muy especial entre nosotros», dijo Esther.
Y ahora cuando Esther practica el violín Rémila tiene el asiento más acogedor de la casa.
La solución que se le ocurrió a Esther ha hecho a todos más felices, pero ha habido un pequeño inconveniente imprevisto, aunque adorable.
«Definitivamente hace que mi sesión de práctica sea más agradable, aunque a veces me resulta difícil concentrarme al ver lo linda que está durmiendo en la bolsa», confesó Esther.
Por suerte, Esther y su amada gata disfrutan de la pasión por la música, ahora le toca a Esther concentrarse más en sus practica para no distraerse con la ternura de Rémula mientras toca el violín.
Comparte esta adorable historia que nos derrite de amor.