Las ocurrencias de nuestros amigos los animales son realmente maravillosas y no dejan de asombrarnos. No importa cuál es la especie de nuestras mascotas, siempre tienen algo nuevo que mostrarnos, ellas nos regalan experiencias de vida que se convierten en geniales anécdotas.
Los gatos son seres muy tiernos, cariñosos y divertidos, con ellos es impredecible saber cuál será el próximo juego o entretenimiento que puedan inventar.
El protagonista de esta historia es Cosmo, un encantador gato que se enamoró de una estatua muy parecida a él.
Todo comenzó cuando Jenny Salzer, la madre de Cosmo, descubrió la estatua de un gato negro mientras paseaba por Goodwill , y decidió comprarla para llevarla a casa.
A pesar de que la estatua tenía algunas raspaduras y arañazos el parecido con su gato Cosmo era increíble.
Jenny colocó su nueva adquisición en la escalera que está en la entrada de su casa, sin saber lo que iba a pasar después con su amada mascota. El tiempo pasó y ella se olvidó de esa compra impulsiva hasta que un día ella estaba sentada afuera con Cosmo y él descubrió la estatua.
Desde ese momento Cosmo no pudo evitar la intriga y la curiosidad por esa figura de piedra que extrañamente se parecía a él. El pequeño felino comenzó a olfatear a la estatua y a rozar su cara contra ella.
Jenny reveló que Cosmo generalmente le gustaban los objetos más suaves, sin embargo, la reacción de su adorable gato sorprendió a todos.
“Le encanta jugar, también le gusta acurrucarse y divertirse con cualquier cosa peluda. Pero la estatua parecía ser la excepción”, dijo Jenny.
Cada día Cosmo se fue enamorando más de la estatua. Jenny, quien está realmente encantada con la estatua, narró que varias veces ha visto a su mascota pasando sus patas alrededor de la estatua.
Cosmo la abraza con tanto cariño que termina frotando su cara como para reclamar la atención de la figura esculpida y marcar su territorio como diciendo que ella es suya.
Mira el flechazo de Cosmo con la estatua que se parece a él:
Aunque Cosmo es un gato de interior, Jenny siempre le permite pasar algún tiempo en el jardín bajo su supervisión.
Mientras Cosmo está disfrutando de su tiempo al aire libre aprovecha para pasar el rato con su mejor amigo. Cuando este pequeño felino no está demostrándole su afecto a su amigo de piedra simplemente disfruta de su compañía pasando el rato con él.
«A veces sólo se sienta junto a la estatua», agregó Jenny.
Aunque Cosmo se reconozca un poco al ver la estatua o no, Jenny está muy feliz y su mascota siempre le agradecerá esa compra.
Comparte esta historia, no podemos subestimar lo que puede significar una pequeña estatua para nuestras mascotas.