Noches blancas de desvelo, meticulosidad y esmero, pero, también, mucha ansiedad. ¿Qué estudiante no ha pasado por todos estos estados en los días anteriores a la entrega de un trabajo o un proyecto final para su escuela o universidad? Creo que todos, pero, ¿qué pasa cuando el desvelado no eres tú, sino tu perro?
Bonzo es un amigo orejudo tan compenetrado con su humana que no se separa de ella ni un segundo, incluso la suele acompañar durante sus horas de clase a distancia, siempre alerta, haciéndole compañía mientras ella atiende las sesiones y realiza sus tareas.
Sin embargo, el último proyecto fue bastante más complejo y requirió de una mayor dedicación, no sólo intelectual, sino por el tiempo que la universitaria tuvo que invertir, teniendo que pasar dos noches enteras seguidas sin dormir. Bonzo tampoco cerró los ojos ni un instante para acompañar a su “compañera de estudios”.
«No tengo sueño, no tengo sueño», parece decir Bozo
El animalito se tomó al pie de la letra su papel de compañero de clases, lo que tuvo consecuencias, puesto que el pobre Bonzo terminó exhausto como nunca, con una cara de cansancio que delataban sus grandes ojeras.
La noticia se hizo viral a través de las redes y muchos usuarios comentaron y empatizaron con la acción solidaria de este “perro universitario”, como es conocido ahora en la web este hermoso peludo.
“¿Será que él también se convertirá en un gran profesional después de acabar este proyecto?”, se preguntaba un internauta en uno de los comentarios a la publicación.
Asimismo, también se compartieron fotos de gatos y otras mascotas que tal vez no se desvelaron, pero tampoco dejaron trabajar a sus dueños, paseándose frente a la pantalla, posando junto a ellos en plenas videoconferencias o clases virtuales y tratando de llamar su atención, sí o sí.
“¿Alguna vez tu perro te ha acompañado en noches largas de desvelo, trabajo o proyectos escolares?”, preguntó a la audiencia otro usuario.
No cabe duda que el apoyo y compañía de nuestras mascotas es inconmensurable, y cada día nos sorprende con más y mayores lecciones de amor, compañía y lealtad a toda prueba. ¿Qué mejor ejemplo que Bonzo?
La compañía entre un perro y una persona alcanza tal nivel de simbiosis, de conexión, que no necesita palabras. No es necesario decir nada para comprenderse. Solo calor, miradas del alma.
Incluso, a veces podemos tener la sensación de que también las miradas sobran. Es un pacto no escrito que se establece entre ambos, en el cual no hace falta hablar o escribir, solo sentir y demostrar por qué con esta conexión nos queremos, nos entendemos y todo nuestro alrededor cobra sentido.
Comparte esta bella historia con seres queridos. Quizás esta es la conexión que sostiene la magia del vínculo afectivo entre la amistad de dos especies que, definitivamente, no pueden estar más unidas entre sí.