Una mujer no podía imaginar que el encuentro fortuito en su propio patio nada menos que con dos buitres, daría un giro tan inesperado.
Irene Lev es una mujer que siempre ha sentido un amor profundo por las aves, especialmente por las más vulnerables, y en realidad por todo animalito necesitado. Nunca ha dudado en rescatar y rehabilitar a cualquier pajarito en apuros.
Pero, cuando vio un par de buitres bebés en su propiedad, puso a prueba su amor por esta especie tan particular, y estigmatizada por tantos.
Los estereotipos contra los buitres hace que muchos no les den una oportunidad para conocerlos mejor
«Nunca había tenido ningún tipo de contacto con buitres y al igual que la gran mayoría de las personas, no me llamaba la atención su apariencia y el hecho de que fueran carroñeros», dijo Irene.
Se trataba de dos pobres buitres bebés que fueron abandonados por su madre.
«Aunque, después de atender a estos buitres, entendí en mi corazón claramente su función», agregó Irene.
Los buitres tienen la desafortunada reputación de ser considerados pájaros calvos, feos, sucios y malos. Pero, como pronto descubriría Irene, eso no podría estar más lejos de la verdad.
Nunca se debe juzgar a nadie por la apariencia, mucho menos a un animalito
Esta mujer amante de los pájaros, no quería molestar a los buitres bebés pensando que su madre podía estar cerca, pero después de que uno de los polluelos falleció ella comenzó a hacerle seguimiento al otro bebé.
“Lo había estado observando para ver si su madre la estaba alimentando o no. Cada vez que me acercaba emitía sonidos de siseo, así que lo dejé solo. Pero seguí vigilándolo todos los días y me di cuenta de que su madre nunca venía», dijo Irene.
Después de unos días, Irene y su prometido se llevaron un susto cuando el pequeño buitre se acercó a la casa e incluso dio muestras de suplicar ayuda.
Esta criaturita huérfana era todo menos malvado, desagradable o sucio
“Empecé a pensar en las razones por las que este bebé entraba a la casa y me di cuenta de que debía tener hambre y sed. Le di de comer un poco de atún y se acercó aún más a mí, entonces comprendí que tenía sed. Le di agua y casi se bebió todo el cuenco», agregó Irene conmovida.
Sólo buscaba algo de amor y protección
Cada vez que tenía hambre, el buitre aparecía en el jardín esperando un bocadillo. Irene se aseguraba de dejar un platillo de agua solo para Gerar, como bautizó a la criatura.
Ambos formaron un vínculo tan emocional como increíble
“De hecho, me seguía como un cachorro. Le encantaba estar cerca de mí», aseguró Irene.
A medida que pasó el tiempo, Gerar crecía y se volvía cada vez más independiente. Hasta que, un día, el pájaro se elevó a los cielos y no regresó a la hora de comer.
Aunque Irene estaba triste de verlo partir, está segura de que no se ha alejado demasiado.
«Creo que pasa volando constantemente porque siempre está este hermoso buitre en la casa», dijo Irene.
El pajarito puede estar solo ahora, pero ha tenido un impacto en la vida de Irene e incluso en la de sus amigos y familiares.
La llegada de Gerar a su vida indudablemente la marcó para siempre
“Se convirtió en una celebridad entre mis amigos y lo más asombroso es que la mayoría de la gente empezó a ver a los buitres con otra percepción. Ya no los ven como pájaros feos, sino majestuosos y elegantes”, agregó la mujer.
Ella está feliz ahora de haber contribuido con un granito de arena a erradicar la mala percepción que la gente tiene en contra de estos animales.
Irene quería que la sociedad viera a los buitres un poco más allá de prejuicios, y lo ha logrado. Es la historia más hermosa de amor, y que demuestra con creces el famoso dicho popular: «Nunca juzgues a un libro por su portada».