Tristemente, muchos animales han pasado todos sus años de vida en cautiverio, privados de la majestuosidad de la naturaleza y sin poder hacer uso de toda su magnificencia como seres vivos. Por esta razón, un grupo de activistas está luchando para que un oso que nació en un frío zoológico pueda ser trasladado a un santuario, pero al parecer la justicia no desea lo mismo.
Esta es la historia de un hermoso oso llamado Robinho, quien nació en el zoo de Goiânia, Brasil, siendo hijo de la osa más longeva de toda América Latina, de nombre Lucy, quien falleció tras 43 años de vida en el 2019.
No obstante, el zoo se ha visto envuelto en la polémica, debido a que la ONG “Foro Nacional de Protección y Defensa Animal” ha señalado que Robinho padece de malos tratos desde que nació, hace 17 años, y que no tiene un lugar adecuado en donde poder vivir. Por eso, exigen que sea trasladado a un santuario en el interior de São Paulo.
La ONG había conseguido que las autoridades aprobaran inicialmente el traslado del osito, pero ahora, la Fiscalía General del Municipio de Goiânia y el Tribunal de Justicia de Goiás han reconsiderado su fallo inicial.
“Para evitar desgastes de todo tipo, incluida la aprobación de varias decisiones en un corto período de tiempo y porque el Oso Robinho, el animal a cuidar, es el mayor perdedor frente a toda la situación expuesta, concedo la solicitud de efecto suspensivo al agravio interno”, dijo el magistrado.
La negativa de la autoridad a dar un nuevo hogar a Robinho se debe a que el mamífero está adaptado al clima de Goiânia, incluso cuando la temperatura es alta. Además del antecedente de la larga vida de su madre. En promedio, la especie vive de 20 a 30 años en cautiverio, lo que, según el municipio, prueba que Lucy tiene calidad de vida.
«Tiene un ambiente creado por un biólogo especialmente para él. Las condiciones que le damos son las adecuadas para su pleno desarrollo. Robinho nació en Goiânia, es hijo del oso más viejo de América Latina. Ningún animal puede haber vivido tanto tiempo si no se trata bien, el estrés conduciría a la muerte», dijo el presidente de la Agencia Municipal de Turismo, Eventos y Ocio, Urias Júnior.
En defensa para la permanencia del oso en el Zoológico de Goiânia, también se construyó un nuevo recinto para el animal, con un espacio de 680 metros cuadrados, una piscina de agua de 10 mil litros y aire acondicionado.
Contrariamente a la opinión de la ciudad, Ana Paula de Vasconcelos, abogada del Foro Nacional de Protección y Defensa Animal, cree que el nuevo entorno construido para el oso no es ideal y apelarán la decisión.
«Respetamos la decisión, pero no estamos de acuerdo. Esperamos que con las pruebas técnicas aportadas al expediente y con todas las quejas que se han hecho durante años, la justicia vuelva a autorizar el traslado del oso Robinho, y que esto se pueda hacer sin contratiempos y rápido», dijo Ana Paula.
Confiamos en que la decisión final sea la que más beneficie al inocente Robinho y que algún día tenga la oportunidad de correr con todas sus fuerzas en la naturaleza.
Merece una vida digna
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