No hay nada como un poco de apoyo y amistad para lograr sobrepasar los momentos difíciles. Una prueba de ello es la bonita amistad que dos perritos lograron forjar en cuestión de días. Arnold es un hermoso perro de raza Weimaraner que sufría de ansiedad.
Arnold vive en la ciudad de Perth, en Australia.
Cuando era un pequeño tuvo una dura experiencia con un pastor alemán y desde entonces no volvió a ser el mismo. El dulce perrito sufría de ansiedad. Tenía muchas dificultades para relacionarse con otros perros o alejarse de sus dueños cada vez que estos se dirigían al trabajo.
Arnold ya tiene tres años de edad.
Su dueña, Carolyn Manalis, decidió que haría cualquier cosa para ayudar al hermoso Arnold. Era un perrito demasiado dulce y le rompía el corazón verlo sufrir de ansiedad paralizante. Después de mucho investigar, Carolyn decidió adoptar un nuevo perrito.
Arnold y su hermano tienen más de 10 mil seguidores en sus redes sociales.
No sería tarea sencilla pero un hermanito peludo podía provocar un gran cambio en Arnold. Un amigo de la familia estaba dando en adopción a un perrito salchicha llamado Frank y fue así como el Weimaraner conoció a quien se convertiría en su gran amigo.
“Su amor es incondicional, independientemente de su tamaño o raza”, dijo Carolyn.
La llegada de Frank lo cambió todo. A pesar de sus notables diferencias de tamaño, el simpático salchicha se convirtió en el perrito de terapia de Arnold. Son completamente inseparables y desde que están juntos Arnold no ha vuelto a sufrir ningún episodio de ansiedad.
Arnold le enseñó a Frank cómo ir de paseo y jugar con sus dueños.
Se siente seguro con su hermanito y adora tomar largas siestas junto a él. Carolyn siempre esperó que las cosas salieran bien, pero el ánimo de Arnold mejoró tan rápido que ella quedó en shock.
“El vínculo que tienen es hermoso. Están conectados, se aman y se apoyan. Si uno llora el otro está ahí inmediato para comprobar que todo esté bien”, explicó Carolyn.
La mayoría de las veces el pequeño perrito salchicha parece ser el hermano mayor. Parece proteger al enorme Arnold y se asegura de darle besos y abrazos. El Waimaraner nunca se había llevado tan bien con otro peludo pero ahora comprendió que puede jugar con Frank y que todo saldrá bien.
“Tener un amiguito con quien jugar ha sido la terapia perfecta para que Arnold se cure. Frank lo ayudó a recuperar su confianza”, dijo Carolyn.
No hay dudas de que estos perritos son una muestra más del enorme corazón de los peludos. Los humanos tenemos tanto que aprender de estos maravillosos seres. Es un alivio saber que la vida de Arnold es mucho más feliz y bonita desde que conoció a su hermanito.
¿Qué opinas de este adorable par de hermanos? Comparte esta nota para celebrar el bonito vínculo de Arnold y Frank.