Hay personas que estudian cierta profesión, pero que encuentran su verdadera vocación en áreas muy diferentes a la cual dedicaron tantas horas de estudio. Una historia de este tipo comparte María Lourdes López, una Ingeniera en Informática que actualmente se dedica a algo muy distinto de lo que eligió cuando era sólo una adolescente.
Ella se dejó guiar por lo que le decía su corazón.
Esta mujer de Perú duró años apoyando a decenas de estudiantes que pasaron por su aula, pero uno de ellos marcó su vida para siempre. Gracias a ese alumno, María descubrió que su pasión no estaba limitada a un salón y halló en el servicio a los animalitos sin hogar el verdadero sentido de su vida.
Hace ya unos 22 años que María inició con su bella labor, todo comenzó cuando uno de sus estudiantes le comentó sobre una perrita que necesitaba un hogar. La peluda estaba embarazada y el chico no podía tenerla pero tampoco quería dejarla en la calle; como el chico conocía el amor de la profesora por los animales, decidió consultarle.
La perrita la convenció de quedarse con ella.
La idea era que la perrita estuviese al cuidado de López mientras le encontraban un hogar definitivo, pero los planes cambiaron cuando la mujer se encariñó con la pequeña. A partir de ese momento, María supo que no quería dejar de ayudar y esta perrita sería sólo la primera de muchas.
A los pocos meses, la mujer abrió su casa a otro perrito necesitado y tras de él comenzaron a llegar los demás casos. Poco a poco María Lourdes se hizo famosa en su comunidad por su espíritu altruista. Su profesión le ha permitido trabajar de forma independiente y ser ella quien administre su tiempo, lo cual a la larga terminó por servirle para cuidar fielmente a sus perritos.
Estas criaturitas viven en un techo seguro.
La mujer confiesa sentir cierta debilidad por las perritas preñadas. Aunque la gran parte de sus perros son ancianitos.
“A lo largo de estos años, bueno, he rescatado más perritas preñadas, perritas a las que nadie le da pues tanta importancia, cachorros, perritos ancianos. La mayoría que yo tengo son ya perritos mayores de entre 15, 14 y 16 años”, dijo en una entrevista.
¡Ahora todos son bienvenidos a la Casita de Lulú!
“Siento que ellos me llenan parte de esa soledad”, comentó María Lourdes quien viene de unos padres adoptivos ya fallecidos.
A partir del 2006 se conformó plenamente la “Casita de Lulú”, un refugio en el que los perros pueden correr y andar libremente. Algunos peluditos llegan a este lugar no sólo desnutridos, sino con alguna afección o lesión considerable.
Ella les da una segunda oportunidad.
María Lourdes relata de forma especial el caso de un perro al que rescató con sus ojo prácticamente afuera y a punto de perderlo.
“Lo rescaté prácticamente con el ojo sobresalido, estaba todo infectado, no le cerraba, prácticamente perdido. Y tenía dueño, pero lamentablemente no le prestaba atención”, comentó.
La labor que María Lourdes ha hecho a lo largo de los años es digna de admirar, son muchos los perritos que han encontrado amor a su lado. Aunque ella procura reubicarlos en hogares definitivos, no todos corren con la suerte de ser adoptados y llevan años en el refugio. Aunque deja todos sus ingresos en su casita de acogida, para ella “lo importante es rescatar a los animalitos y que también tengan un final feliz”.
La generosidad de esta mujer no le cabe en el pecho y nos contenta que existan personas como ella. Comparte la historia de este refugio y multipliquemos sus ganas de ayudar.