Es muy lamentable que muchos amigos peludos se encuentren en situación de abandono y tengan por casa la calle, son muchos los cachorros que no tienen un hogar donde vivir y pasan muchas necesidades y experiencias traumáticas.
Lilac es una de uno de esos cachorros callejeros que vivía afuera de una escuela primaria y aunque los alumnos le daban de comer no era suficiente y para sobrevivir se la pasaba deambulando por las avenidas.
Hasta que el personal de Hope For Paws California la rescató para llevarla a un lugar más seguro. Lilac vivió en la calle tanto tiempo que solo quería esconderse del mundo.
Fue un rescate difícil, el personal tuvo mucha paciencia tras tirar trozos de carne de hamburguesa para que ella se acercara.
Pero al mínimo movimiento de los rescatistas ella siempre salía corriendo despavorida.
Una vez que Lilac se acercó a la comida el personal la atrapó. Después que esta perrita se dio cuenta de que ya no podía salir corriendo se quedó inmóvil, ella no quería saber nada de los humanos. Se negaba a cualquier contacto.
Se dejó bañar, pero era evidente que estaba muy incómoda.
Lilac evadía las miradas escondiendo su rostro y sin querer salir de la esquina donde permanecía manteniendo distancia con el personal que la acariciaba.
No era un comportamiento normal y después de ser sometida a una serie de radiografías descubrieron el motivo de sus miedos.
Lilac tenía las marcas por todo su cuerpo de impactos de balines, decidieron quitarle el pelaje para intervenirla. Pero aún después ella seguía sin confiar en nadie.
Pasaba horas mirando a la pared para evitar cualquier contacto.
Una vez que recibió la atención médica solo quería estar acurrucada en una esquina donde apoyaba su rostro sin mirar a ningún otro lado. Cuando se recuperó físicamente la llevaron rehabilitación emocional
Los avances se fueron dando, pero muy poco a poco, hasta que después de un par de meses Lilac comenzó a aceptar gestos de cariño.
El trabajo del personal del refugio estaba dando sus frutos, especialmente el de Tanja y Farren, gracias a su amor y constancia Lilac paulatinamente empezó a socializar con el resto de los animales.
Todos celebraron que los traumas de esta adorable perrita estuvieran quedando atrás, especialmente cuando ella rozó con su nariz el brazo de Tanja, como diciendo que ella era su persona favorita, fue realmente un momento muy emotivo
Actualmente es una perrita muy feliz en su nuevo hogar, adora jugar con el resto de los cachorros y se siente amada. Ella tiene un vínculo muy especial con Tanja.
¡Comparte la historia de Lilac quien dejó atrás la esquina donde escondía su rostro gracias al amor!