Ningún animal merece pasar su vida en una jaula, este parecía el triste destino de un orangután llamado Kopral. El pobre la pasaba tan mal que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguir su libertad.
Kopral vive en Indonesia.
Un día, cuando sus dueños se descuidaron, el orangután se las ingenió para escapar de la jaula y comenzó a huir a toda velocidad. Todo lo que quería era alejarse de aquellos humanos y cuando se encontró con una torre eléctrica no podía imaginar el enorme peligro al que se estaba enfrentando.
Kopral había vivido en una jaula desde que nació.
Kopral intentó pasar a través de la torre y terminó sufriendo graves heridas. Unas personas de buen corazón lo encontraron y de inmediato lo subieron a un taxi para trasladarlo hasta la fundación Borneo Oranguttan Survival. Los veterinarios quedaron con el corazón roto al ver el terrible estado del pequeño orangután.
Kopral sufrió el accidente con apenas 4 años de edad.
Lo único que había hecho el animal era escapar y a cambio había tenido que pagar un precio muy doloroso. Hicieron todo lo que estuvo en sus manos pero la única opción para salvarlo era amputar sus brazos.
No sería nada fácil seguir así, pero Kopral ya se encontraba recibiendo ayuda de rescatistas muy amorosos.
Kopral ya tiene 15 años de edad.
En cuanto se recuperó, comenzó un programa diseñado para rehabilitar a los orangutanes que no nacen en su entorno natural o que no cuentan con la ayuda de sus padres.
“Comienzan en ‘Escuela de Bebés’ y luego avanzan a la ‘Escuela del Bosque’. Dependiendo de la edad y las habilidades de cada uno pueden tardar años en su proceso de rehabilitación”, explicó un portavoz de la Fundación.
En la ‘Escuela del Bosque’, Kopral aprendió a construir nidos, trepar árboles y seleccionar alimentos apropiados para él. De esta manera podría contar con todo lo necesario para vivir libremente en un santuario.
“Nuestros médicos y especialistas están seguros de que Kopral podrá vivir en la isla de manera completamente independiente. De todas maneras recibirá constante monitoreo”, dijo el portavoz de la Fundación.
Debido a su trágico accidente, Kopral era muy diferente al resto de los orangutanes pero esto jamás lo detuvo, era muy astuto y siempre se las ingenió para trepar y buscar los alimentos valiéndose de sus patas. En cuestión de semanas ya se había convertido en el alumno estrella del lugar.
En la escuela también le enseñan a protegerse y a reconocer los depredadores naturales.
Ahora que ha celebrado su ‘graduación’ por todo lo alto, este dulce orangután será trasladado a un santuario donde podrá vivir tranquilamente.
A pesar de haber tenido unos primeros años de vida tan trágicos este orangután ha conseguido la vida que tanto merece. Ojalá ningún animal tenga que pasar por la dura experiencia del cautiverio. ¡Comparte!