Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, y a pesar de que lleva siglos junto a nosotros, los cierto es que no se ha logrado despojar totalmente de su instinto salvaje. Aún conserva el comportamiento propio de su especie, sobre todo en lo que respecta a la supervivencia y el cuidado de la manada.
Algunos perros llevan este vínculo hasta el punto de desarrollar un instinto protector hacia su familia, que los impulsa no solo a cuidarla en todo momento, sino incluso a tomar actitudes un tanto extrañas e incluso agresivas ante quien consideren una posible amenaza.
La verdad es que un perro amado y bien educado crea un vínculo afectivo muy fuerte con todos los miembros de la familia, incluyendo a los niños y hasta a los bebés.
En una familia en la que hay niños pequeños, el perro sentirá la necesidad de protegerlos de personas desconocidas que traten de acercarse, así como también de otros perros u otra amenaza.
Mindi y su esposo estaban felices con su nueva mascota: un perro de raza collie de 2 años de edad llamado Papillon. Sin embargo, repentinamente el perrito comenzó a morder los muebles de la casa sin razón aparente.
Al principio, el matrimonio pensó que el can actuaba de esa manera por celos de su pequeña hija Rachel, que había nacido hacía unos pocos meses. Un 19 de junio, mientras Mindi estaba sola en la casa con el perro y la bebé recién nacida que estaba durmiendo, la madre decidió tomar una ducha.
Mientras estaba en el baño, la mujer escuchó al perrito ladrar repetidamente, por lo que inmediatamente trató de entender el mensaje que el animalito intentaba comunicarle: en realidad, Papillon quería avisarle sobre la pequeñita quien no estaba respirando adecuadamente.
“Me di cuenta de que Papillon quería decirme algo, en la televisión dijeron que siempre había que prestarles atención”, dijo Mindi.
Lo cierto es que, justo antes de salir del baño, el perro apareció y colocó sus patas delanteras sobre la pañalera de la bebé. Fue en ese instante cuando Mindi se percató de que la niña tenía los labios azules y que no estaba oxigenando correctamente.
En ese momento, ella recordó una vez que vio la forma en que los perros de este tipo se comunicaban con los humanos y desde ese día Papillon pasó de ser la mascota familiar, al héroe en la vida de Mindi y su hermosa pequeñita.
“Si no hubiese sido por su ayuda, no sé lo que hubiese podido ocurrir. Es el héroe de la casa”, aseguró Mindi, agradecida con la actitud de su querido can.
Tanto si el perro tiene más tiempo en el hogar que el bebé, como si decides adoptar uno después del nacimiento de este, desde el principio debe estimularse la buena relación entre ambos, premiando conductas positivas y dejando que jueguen y se conozcan, siempre bajo la supervisión de un adulto.
Comparte esta hermosa historia de amor incondicional con tus seres queridos, y tú, ¿crees que tu hijo y tu mascota también tienen una conexión tan estrecha como esta?