La amistad de los animales es un verdadero ejemplo para los seres humanos, quienes debemos aprender de su solidaridad, generosidad y amor sincero, especialmente cuando se trata de ayudar a los más vulnerables.
Bear es un hermoso gatito que fue rescatado de la calle en muy mal estado de salud, a duras penas pudo sobrevivir, pero justo un ángel en su camino logró cambiar su destino para siempre.
A pesar de sus tristes experiencias de vida, este pequeño felino no ha dejado de ser muy tierno, y sabe muy bien como conquistar el corazón de cualquiera, y eso fue lo que hizo con una pareja de High Point, Carolina del Norte, Estados Unidos.
Kelsey y Kasey quedaron enamorados de este encantador gatito después de ver en las redes que el refugio estaba buscando un hogar para él.
La pareja pensó que podía adoptarlo y darle el hogar perfecto, a pesar de que ya tenían a Riley, una perrita de 10 años, como mascota.
Kelsey y Kasey querían llevarlo a casa y así hicieron, Bear también estaba muy alegre de tener un hogar. Para esta pareja no fue sorpresa que su dulce perrita le diera la mejor de las bienvenidas al nuevo integrante de la familia.
“Incluso con lo pequeño que es, Bear no tiene miedo. Corrió hacia Riley y comenzó a jugar con sus orejas y a besarla. Fue muy divertido ver cómo la oreja de Riley lo cubría”, dijo Kelsey.
El pequeño fue rescatado por el personal de Sparkle Cat Rescue, quienes lo atendieron y acogieron temporalmente. Todos en el centro lo cuidaron hasta que estuvo estable.
Finalmente, cuando empezó a brincar, saltar y jugar por toda la habitación decidieron ponerlo en adopción y publicaron su foto en las redes.
“Riley tendrá 11 años en septiembre. He tenido gatos toda mi vida, así que ella es muy amable con otros animales”, agregó Kelsey.
Desde que llegó a su nueva casa, Bear le dio a entender a Riley que iban hacer los mejores amigos y no la deja de perseguir por doquier.
Todo lo que quiere Bear es pasar el mayor tiempo posible junto a su amiga canina.
Su pequeño tamaño no le impidió divertirse con Riley, comenzó a jugar con sus patas y orejas. Era muy tierno porque lo que quería era demostrarle su cariño y la alegría que sentía por su presencia.
Y Riley, como buena mascota, aceptó al gatito con mucho amor desde el principio, es tolerante, muy paciente y cariñosa con él.
Comparte esta adorable historia que nos demuestra que la verdadera amistad existe sin importar las diferencias.