No hay nada como un refrescante rato en la piscina durante un día de verano. El agua nos ayuda a luchar contra el calor, pero también nos permite unos deliciosos minutos de tranquilidad.
La familia Johnson decidió disfrutar de una piscina de plástico en su jardín pero no podían imaginar que un enorme alce tendría los mismos planes.
Los Johnson viven cerca de Painted Hills en el Valle de Spokane en el estado de Washington.
Los Johnson viven en un vecindario donde hay muchos bosques y áreas verdes con animales de todo tipo. Sin embargo, nunca imaginaron que algún animal se tomaría la libertad de realizar una visita tan formal. Kathy preparó la piscina inflable para que su nieto de 2 años pasara un rato ameno.
Los alces pueden llegar a medir hasta tres medios y pesar más de media tonelada.
Cuando el pequeño se dirigió allí, simplemente no quedaba espacio. Un enorme alce se encontraba instalado tan cómodamente en la piscina que simplemente nadie podría sacarlo de allí.
Decidieron que lo mejor sería tomarse el asunto con calma y permitirle al simpático animal todo el tiempo que fuese necesario.
Los cascos de estos animales pueden pesar más de 30 kilos pero no dejó ni un solo rasguño en la piscina.
Después de todo, se veía realmente relajado, mirando el paisaje y disfrutando de la piscina. Para sorpresa de muchos, esta no es la primera vez que algo así sucede. Un par de semanas antes otro alce también llegó hasta la casa y pasó sus merecidos minutos de relajación en la piscina. Parece que el lugar se ha vuelto cada vez más popular entre los animales.
“Creo que se está corriendo la voz a través de los alces del lugar. Adoran la piscina”, bromeó Kathy.
Uno de los alces no sólo disfrutó del agua. También se dispuso a explorar el jardín con mucho detenimiento e incluso mordisqueó las plantas. Para la familia, esto se ha convertido en una valiosa oportunidad de compartir a una distancia prudente con estos animales y enseñarles a los más pequeños la importancia de respetarlos.
“No es una piscina pequeña. Realmente es muy grande, pero el alce era gigante y la ocupó por completo”, explicó Kathy.
Lo único que tuvieron que hacer después de la inesperada visita, fue cambiar el agua y limpiar un poco a sus alrededores. Vale la pena hacer todo esto para que los graciosos alces logren refrescarse y disfrutar al máximo del verano.
¿Qué harías si encuentras a un alce así en tu jardín? Comparte esta graciosa anécdota para celebrar el inesperado giro de un día en la piscina.