João Alves es el protagonista de esta historia. Es un joven que trabaja como bombero y enfermero en San Tirso, Portugal. Nunca imaginó que un día iba a pasar por la angustia de perder a uno de sus seres más queridos.
João perdió a su perro, un labrador amarillo al que amaba con todo su corazón. Como suele ocurrir en ciertas ocasiones, la mascota huyó de casa. Al principio, el joven albergó una esperanza, ya que su mascota estaba identificada con un microchip, pero con el paso de los días, comenzó a desmoralizarse.
El perro fue buscado insistentemente por su amo, sin resultados
Hizo todo lo que pudo para tratar de encontrar a su mejor amigo peludo. Difundió sus fotos en las redes sociales, recorrió los alrededores, pero todo fue en vano, definitivamente el joven jamás se imaginó que el perro había llegado a manos de una persona aprovechada, que jamás tuvo intenciones de devolverlo con su verdadero amo.
Pasaron los años y aunque jamás se cansó de rezar cada día, João tuvo que resignarse. Por momentos pensaba que a su amada mascota le había ocurrido algo, por momentos esperaba que el perro hubiese caído en las manos de una buena familia. Con esa incertidumbre transcurrieron más de cuatro años, hasta que un día, una noticia sorprendió al joven.
Un grupo de animales desaparecidos en Facebook reseñaba la historia de un labrador que había sido encontrado en las calles. Al parecer el perro había sido arrollado por un automóvil y cojeaba de una pata.
Cuando João vio las fotos del animal en cuestión, sintió una gran esperanza, porque todo parecía indicar que se trataba de su perro. No pudo evitar preocuparse, porque finalmente la idea de que el perro hubiese sido atropellado le mortificaba.
El animalito fue trasladado a un hospital veterinario local para que fuera atendido por su supuesta lesión, pero no encontraron señales de atropello. Lo que sí notaron de inmediato es que tenía un microchip y se pusieron en contacto de inmediato con João.
El perro fue visto deambulando por las calles, pero muy pronto volvería a estar en las manos indicadas. João se reunió de nuevo con su amado compañero cuatro años y tres meses más tarde. ¡No bastó todo este tiempo para que pudieran olvidarse el uno del otro!
João jamás pensó que volvería a encontrarse con su amado amigo… Después de 4 años, 3 meses y 21 días para ser exactos el milagro sucedió
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