La cuarentena decretada por la pandemia del covid-19 avanza a pasos agigantados y va copando todos los rincones del orbe. La naturaleza lentamente vuelve a reclamar los espacios que antes eran exclusivos de los humanos y diversas especies de animales se han dejado ver en los lugares más insospechados.
En muchas ciudades, los organismos vivos que viven en las zonas periféricas invaden los centros urbanos en busca de comida o por simple curiosidad. Al fin tienen luz verde para aparecer libremente sorprendiéndonos a todos con su majestuosidad.
Se ha apagado el ruido de los automóviles y cada día el canto de los pájaros se escucha en estéreo, pero, aún más, en la hermosa ciudad de Venecia, Italia, la no circulación de góndolas en los canales ha hecho el agua más clara y ha permitido que, la fauna tenga un momento de paz en los sitios que una vez fueron su hogar y que les fueron arrebatados.
Lo cierto es que la ausencia del ser humano tiene a nuestros compañeros del reino animal bailando de felicidad. La pandemia no ha sido del todo negativa, después de todo, si es que puede decirse así.
Ahora, los vacíos canales de Venecia son el patio de juegos preferido por las medusas después de mucho tiempo y esto les ha caído como anillo al dedo porque, ahora los confinados somos nosotros, los humanos.
Así, los venecianos han observado en los últimos días, varias de estos ejemplares en los canales de la ciudad, una especie que era comúnmente observada en las lejanas y profundas aguas de Mar Adriático. La ciudad ha visto por primera vez en siglos cómo es el fondo de sus aguas y cuál es la fauna que alberga.
“El agua ahora se ve más clara porque hay menos tráfico en los canales, lo que permite que el sedimento permanezca en el fondo”, dijo un portavoz de la oficina del alcalde de la ciudad.
Son grandes noticias en medio de esta crisis que nos golpea con crudeza, pues ya era hora de que el planeta tuviera un pequeño descanso. Por otro lado, esta también es una extraordinaria oportunidad para los biólogos estudiosos de la vida marina, aún más en este caso puntual.
Andrea Mangoni es una experta en zoología y fue la autora del vídeo en el que se ve a estas masas gelatinosas viajando sin problemas bajo las aguas claras, y no perdió un segundo para aprovechar de estudiar el modo en que estos interesantes animales viven, y de cuyas características aún sabemos muy poco.
Imagen inimaginable en Venecia, góndolas y calle vacías
“Se trata de un positivo efecto secundario de la pandemia, sobre todo en países donde lamentablemente el COVID-19 ha golpeado más fuerte, debido a las cuarentenas y confinamientos”, aseguró Mangoni.
La medusa tiene cuatro u ocho brazos largos dependiendo de la especie. Se mueven en forma vertical por sus propios medios y el movimiento horizontal está controlado por el viento y las corrientes marinas.
La hermosa medusa parece bailar plácidamente entre el reflejo de los edificios
Lo cierto es que el aislamiento social le ha hecho un gran favor a nuestra Tierra. Lamentablemente, lo que es malo para nosotros, parece ser bueno para ella. Así que es momento de quedarnos con lo positivo y admirar las bellas estampas que nos está dejando una ciudad prácticamente posthumana.
Después de que toda esta pesadilla pase de largo, ojalá haya en nosotros un cambio de conciencia y sepamos aprovechar los mares, ríos, lagunas, parques, montañas, así como el aire y la atmósfera, que hoy se perciben más limpios. Comparte esta historia con tus seres queridos