Los perros son criaturas increíbles, cuya empatía y sensibilidad es capaz de conectar con el ser humano de una manera positivamente única e inimitable. Un perro no es solamente el mejor amigo del hombre, también lo es para los niños.
En la ciudad estadounidense de Philadelphia vive Dylan Gordon, un pequeño de 10 años que sufre del Trastorno del Espectro Autista (TEA) y su perro Rader, quien ha sido su único amigo fiel y una pieza clave en su desarrollo emocional.
La gran felicidad que muestra el niño al estar con su mejor amigo Rader
El perrito le devuelve la calma cuando esta le falta a Dylan y la ansiedad le agobia; y es que es su único compañero en los momentos duros, pero también, en aquellos donde la alegría y las risas visten sus rostros haciendo una de las cosas que a este pequeño más le gusta hacer con su mascota: quitarse los zapatos y masajear con sus pies a su viejo camarada orejón.
“Los niños con autismo realmente no tienen amigos a menos que sean hermanos o familiares. Rader tiene sus ojos en Dylan en todo momento. Es un amigo de primera clase”, señaló orgullosamente la madre de Dylan.
Dylan forma parte de alrededor del 25% de los niños con autismo no verbal, es decir, aquellos que no poseen lenguaje oral, por lo que debe utilizarse con ellos sistemas de comunicación alternativa como los basados en pictogramas, comunicadores digitales, agendas, lenguaje con signos, hecho que ha dificultado aún más el acercamiento con su familia.
Pero, lo cierto es que este corazón de cuatro patas ha probado ser más que un amigo para el pequeño, lo ha ayudado significativamente a progresar y a sobrellevar muchísimo mejor su condición. De hecho, Dylan es el encargado de alimentar y asear a su perrito y ha tenido grandes avances en el uso del sistema de voz adaptativo.
Dylan sirviéndole comida a su amigo Rader
“Su condición lo mantenía un poco independiente de su familia. Pero, Rader ha cambiado la forma en que interactúa con ellos. Rader los ha reunido”, señaló Kristina Conrad, quien entrenó a Rader y trabaja para UDS Service Dogs.
Dylan no articula palabras, pero, en ocasiones hace ruidos muy fuertes y desconcertantes para los demás miembros de la familia, movimientos muy bruscos con brazos y pies y en ese aspecto también su mascota ha tenido un que jugar un papel estelar, ayudándole a él, a su madre Jamie Gordon, y sus hermanos Nico, y Jema, a entenderse mejor entre sí.
Jamie Gordon, Nico, Jema y Dylan juntos siempre
La compañía del perro estimula habilidades comunicativas para conectarse con el mundo exterior, e incluso va poco a poco quebrantando el aislamiento que los hace reacios a las formas convencionales de interacción.
Existen los perros de servicio que reciben un entrenamiento especializado con el fin de responder ante cualquier necesidad en la vida cotidiana de los niños con TEA y de sus familias; los ayudan con las tareas del hogar y fomentan la autonomía, actuando como promotores de las relaciones sociales.
Incluso tienen luz verde para intervenir en caso de amenaza, o si el niño llegase a presentar alguna crisis de ansiedad o se muestra agresivo.
El nombre de la mascota fue puesto en honor a Porsche Club of America, una de las fundaciones que ayudaron a esta unión de Rader y Dylan. Rader, podría traducirse también como “ruedas”, por su significado en alemán.
Comparte este otro claro ejemplo de que estos ángeles de cuatro patas han llegado al mundo para hacernos más alegre la vida, esta hermosa historia de amistad a toda prueba con tus seres más cercanos y queridos.