Hay cosas que no se pueden entender, pero cuando se presentan solo toca buscarle una solución. Eso hicieron los tripulantes de una pequeña embarcación en los Estados Unidos, su sorpresa fue mayúscula cuando avistaron en un lugar inimaginable a un perrito, a pesar del cansancio se devolvieron a auxiliarlo.
Cierto día el barco de nombre Barbara Andrie surcaba las aguas del lago Muskegon, ubicado en Michigan con rumbo al puerto Milwaukee. La tripulación venía muy cansada, llevaban veinticuatro horas de navegación continua, solo deseaban llegar al puerto para descansar.
Pero cerca de las ocho de la noche sintieron un sonido que provenía del congelado lago, al dirigir su atención hacia el lugar vieron un perrito entre el hielo y el agua.
No tenían la menor idea de cómo pudo haber llegado allí, ni el tiempo que llevaba. No podían seguir su camino dejándolo a su suerte; tenían que hacer algo; de lo contrario la vida del animalito estaba en peligro.
Max atrapado entre el hielo y el agua
“No hay duda, vamos a rescatarlo. No íbamos a dejarlo ahí afuera, no hay forma. Íbamos a recatarlo”, relató el capitán de la embarcación.
Los hombres dejaron de lado su fatiga, y dieron vuelta con mucha precaución para evitar romper el endeble hielo que envolvía al animal. Se valieron de una especie de poste que usaron como gancho para halar el extremo del hielo hacia ellos, por un momento el perro se resbaló, pero maniobró hasta volver a la base helada que lo sostenía.
“Se notaba que tenía frío y miedo y no sabía a dónde ir ni qué hacer”, afirmó el capitán.
Permanecieron durante veinte minutos haciendo lo posible por acercarlo al barco, y se les ocurrió una genial idea. Colocaron un pedazo de carne en una soga que lanzaron cerca del perrito para incentivarlo a que se acercara.
El helado peludo respondió con entusiasmo, movía su colita demostrando lo agradecido que se sentía por la ayuda que le estaban prestando. Por fin, lo tuvieron en la cubierta. ¡Bravo, lo habían logrado!, el perrito no dejaba de lamerlos con alegría. Lo alimentaron, secaron muy bien y arroparon con todo lo que encontraron; ahora estaba calientito y a gusto.
Por fortuna el perrito tenía un collar que lo identificaba, se llamaba Max; y así consiguieron el número de su humano. Cuando su familia llegó dijo que lo habían perdido hacía aproximadamente treinta y seis horas. Y su preocupado humano había solicitado información a través de su cuenta de Facebook.
Max convivió feliz con sus salvadores Matt Babbitt, Craig Benedetti y Jeff Wever
Estaba feliz de encontrar a su mascota, aunque también sorprendido del sitio donde lo hallaron.
Max pudo volver a su hogar donde lo consintieron como a un bebe de cuatro patas. Seguramente ahora tendrán más cuidado con su precioso perrito, y lo disfrutarán más que nunca; y Max, feliz de sentirse tan amado.
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