Desde hace muchos años, PETA ha trabajado incansablemente para defender los derechos de los animales. Vivimos en un mundo donde hay miles de personas dispuestas a dar tratos injustos a diferentes especies. Los experimentos de laboratorio pueden alcanzar niveles de crueldad realmente impensados.
«Trabajamos de forma global para exponer y terminar con el uso de animales en experimentos».
Monos, ratas, perros, gatos y muchos más son forzados y sometidos a procedimientos médicos de los cuales jamás lograrán recuperarse. La mayoría asegura que todo esto es por el bien de la ciencia y de los humanos, pero hay muchos especialistas que no están de acuerdo con esto.
“Queremos poner fin de forma gradual a estas pruebas y que se utilicen métodos modernos en donde nadie resulte herido”.
Los Institutos Nacionales de Salud aseguran que 95 de cada 100 medicamentos que pasan por experimentos en animales, fallan en los humanos. A pesar de esto, siempre se ha considerado un requisito previo de vital importancia para la aprobación de cualquier medicina.
“Siempre ha sido absurdo experimentar en animales. Qué incómodo que otros tengan que sacrificarse por el bien del más fuerte”.
En medio de esta crisis que ha causado el coronavirus, los experimentos en animales no han hecho más que aumentar. Científicos de todo el mundo quieren dar con la vacuna lo antes posible pero todavía nadie ha dado resultados definitivos.
“Estos experimentos no solo son crueles y costosos, sino que también resultan abrumadoramente inaplicables en humanos”.
Ahora, una vacuna que está siendo probada en los Estados Unidos ha pasado por un proceso diferente. Se trata de aquello que PETA tanto ha defendido. Están realizando los experimentos directamente en humanos. Para ello se valen de voluntarios que quieren aportar un granito de arena en medio de la delicada situación que supone la pandemia.
Las pruebas las están llevando a cabo en la organización Kaiser.
Esto significa que una importante cantidad de animales se han salvado de recibir el COVID-19 y lo mejor de todo es que los resultados serán mucho más precisos. Por desgracia, parece que se necesita un período de al menos 18 meses para realmente comprobar que las vacunas han sido exitosas.
Las pruebas consisten voluntarios que reciben la vacuna con un código genético copiado del virus pero no puede causar el COVID-19.
Por los momentos, es una maravilla saber que este caso podría servir como ejemplo para otras situaciones. Ningún animal debe sufrir ante indignantes experimentos de laboratorio.
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