El Dr. Kwane Stewart es un dedicado veterinario que ha logrado conmover al mundo entero con su gran vocación por ayudar a quienes más lo necesitan. En el 2007, Kwane decidió ir con su hijo a un comedor para demostrarle la importancia de ayudar y brindar alimentos a las personas sin hogar.
Kwane vive en California, Estados Unidos.
No imaginó que ese día cambiaría para siempre la manera en que ocuparía su tiempo libre. El veterinario se dio cuenta de que muchas personas sin hogar se dirigían allí con sus mascotas y que necesitaban tanta ayuda como sus dueños.
“Estas personas son capaces de dejar de comer para poder darles todo a los perros. Gastan el poco dinero que tienen en cuidarlos”.
Sin pensarlo dos veces, se acercó y ofreció sus servicios de veterinario de manera completamente gratuita. No tenía demasiado dinero pero se encargó de pagar vacunas, medicinas y todo el alimento que fuese necesario para poder ayudarlos. Todos los dueños quedaron demasiado agradecidos.
“Para un perro, sus dueños son su universo. La mayoría los deja solos en casa de 10 a 12 horas mientras trabajamos. Las personas de la calle jamás los dejan. Son inseparables”.
Para muchos, la vida de sus perros es mucho más importante que la de ellos mismos y estarían dispuestos a hacer cualquier cosa por garantizar su salud, ese día marcó para siempre a Kwane.
Desde entonces, dedica su tiempo libre a recorrer las zonas más necesitadas y ayuda a los perritos y gatos de la calle.
“Cuando se dan cuenta de que estoy allí para cuidar a sus mascotas comienzan a abrirme su corazón».
La mayoría de las veces el mayor problema son las pulgas. Por desgracia, hay casos mucho más delicados como tumores o perritos que se están quedando ciegos. Sin importar cuál sea el diagnóstico, Kwane apoya a los dueños y se asegura de que los peluditos cuenten con una segunda oportunidad.
«He escuchado historias increíbles. Son personas que han tenido que pasar por situaciones muy duras”.
Una de los casos que más lo sorprendió fue el de un hombre llamado Mike, tenía cerca de 50 años y tenía una bolsa de ostomía.
Su situación no era nada favorable y el cáncer iba acabando con sus fuerzas poco a poco. Su mascota era un perrito que se estaba quedando ciego y lo único que le interesaba a Mike era poder ayudar al peludito. Después de todo, era su familia.
“Preferiría que mi perro volviese a ver. Eso es mucho más importante que mi tratamiento contra el cáncer”.
Kwane ha llegado muy lejos en su profesión. Muchos creerían que le sobra el dinero, pero el trabajo de Kwane se financia con donaciones.
Todavía se encuentra pagando las deudas de sus estudios universitarios pero quiere seguir dedicando tanto tiempo como sea posible para ayudar a los demás.
Comparte este gesto de solidaridad para dar a conocer a este maravilloso héroe. Muchos peluditos de la calle le deben su vida.