La conducta de los animales no deja de sorprender a los seres humanos. Sentimientos que son considerados propios de las personas, también pueden ser observados en ellos, tal es el caso de un ternero que ama a los perros con los que se ha criado y se comporta como uno más.
Coral Algie de 52 años, y su esposo Wayne, de 61 son una pareja que vive en una granja en Nueva Gales del Sur, Australia. Tienen dos hermosos hijos, Bella, de 12 años; y Lawson, de 10. Es una familia que se dedica a la cría de pastores alemanes.
Cierto día, los Algie encontraron cerca de su granja a una vaca atrapada en una especie de trampa o presa; aunque lograron liberarla, estaba demasiado debilitada y falleció trágicamente. Muy cerca de ella había quedado un hermoso y tierno ternero de solo un día de nacido.
La pareja no dudó en llevarlo a la granja, de haberlo dejado allí hubiese sido fatal para el animalito. Una vez en casa, Buddy, como lo bautizaron fue adoptado por Bada, una pastora alemán de dos años y medio, que acababa de dar luz a once preciosos cachorritos.
Buddy con su manada adoptiva
«Bada realmente ha tomado a Buddy como cachorro número 12”, dijo Coral.
Cuando habían pasado unas seis semanas, el ternero había asimilado las maneras de comportarse, y los hábitos de sus hermanos y hermanas caninos. Le encantaba ir con ellos de cacería, movía la colita cuando estaba feliz, y le fascinaba acurrucarse para dormir la siesta, como hacían los demás perritos.
Buddy disfruta compartir momentos con la familia, con Bada y sus hermanos perros. ¡Es una delicia verlos juntos, como madre e hijo! La pastora alemán lo cuida todo el tiempo, le demuestra su afecto cuando lo lame y le limpia los ojos, y el agradecido ternero le corresponde con el mismo amor y entrega.
«Cuando él está afuera, ella lo supervisa. Ella camina con él y lo persigue. Es muy generosa con él todo el tiempo. Ha sido increíble», comentó Coral.
Buddy es muy juguetón, pasa tiempo con los niños cuando están afuera, le encanta perseguir a Bella cuando va en su bicicleta. Aunque es uno más en la familia, él sabe que su lugar para dormir está afuera de la casa, y descansa muy cómodo en la terraza de la granja.
Está creciendo bastante rápido como es normal en animales de su especie, pero él no tiene nada que temer. Coral ha asegurado que mientras viva, la granja será su hogar, y cuando crezca será su toro favorito.
«No estará destinado al matadero, siempre será nuestro gran amigo», afirmó la buena mujer.
La suerte le ha sonreído al tierno ternero de tan nobles sentimientos. ¡Es maravilloso ver a un animal tan dulce como él! y el amor incondicional y protección que le ha brindado su madre adoptiva, tratándolo igual que a todos sus cachorros. No cabe duda que los animales nos dan lecciones todos los días.
Comparte esta hermosa historia con todos tus amigos y seres queridos, aprendamos de está familia tan atípica que la inclusión y el amor pueden ser reales.