Las tragedias permiten que salgan a flote las mejores condiciones humanas de las personas de nobles sentimientos. Así pasó en Australia a raíz de los continuos incendios que azotaron al país.
Una pareja que tenía un santuario para cuidar canguros abandonados, a pesar del riesgo que corrían, decidieron quedarse para protegerlos. El inclemente fuego iba acabando con todo lo que conseguía a su paso, espacios donde había muchos árboles quedaron desolados.
Gary Wilson llevando a sus pequeños canguros a un lugar seguro
Las llamas arrasaron con todo lo que pudieron, no solo bienes materiales sino también vidas humanas, flora y animales silvestres. Fue un espectáculo dantesco que causó mucho dolor.
Gary Wilson y Julie Willis es una pareja que le tocó vivir esos duros momentos. La mayor parte de su vida la han dedicado al cuidado de los animales silvestres en su país.
Tenían un santuario para canguros abandonados, y a pesar del peligro que representa quedarse, justo en el momento más álgido de la tragedia, decidieron hacerlo para salvarlo.
El santuario para canguros huérfanos, es un hogar donde Gary y Julie les dan la posibilidad de vivir, cuando han dejado la vida silvestre y no tiene a donde ir.
Es una nueva oportunidad, con la ayuda de esos dos amorosos seres que los atienden, cuidan y alimentan con esmero. ¡Una labor digna de admirar!
Algunas imágenes maravillosas fueron compartidas en las redes sociales donde se puede ver a Julie dándole biberones con leche a los canguritos pequeños, mientras Gary se encarga de los más grandes.
Julie alimentando con leche a los canguritos
Es una ternura observar como los animalitos les encanta que los mimen y consientan, y a la pareja le sobra cariño para darles.
En el momento más duro de los incendios los Wilson no solo siguieron atendiendo a los animalitos que ya cuidaban, sino que se prepararon para recibir a sesenta más, entre ellos muchos pequeñines.
“Teníamos demasiados animales dentro de la casa, así como los que ya dependían de nosotros. Decidimos que no iríamos a ningún lugar: nos quedaríamos en casa y lucharíamos contra las llamas”, dijo el valiente Gary.
No fue nada fácil para ellos, la labor era titánica y descomunal, pero estaban ganados a la idea de que los animalitos lo merecían.
Tuvieron que valerse de todos los recursos que tenían a la mano, para mantenerse lo más alejados posible de las llamas.
Usaron todos los extintores que tenían, también regadores de agua en los techos para evitar que alguna ceniza pudiera causar una ignición, y de allí a lo peor, pudo haber sido solo un paso.
Hoy día reconocen que valió la pena el riesgo y esfuerzo. Lo corroboran cuando ven la tierna cara de agradecimiento de Joey, uno de los canguritos bebé que más aman.
Definitivamente hay cosas que valen la pena en la vida, y la pareja australiana supo identificarla, a pesar de su edad y del peligro, decidieron entregar su vida, corazón y amor para dar vida a otros seres vivientes de nuestro hermoso planeta azul.
Comparte esta conmovedora historia con todos tus amigos, para que sientan en sus corazones el amor inmenso por los animales.