Por más que organizaciones animalistas y los defensores de los que no tienen voz, no cesen en su lucha porque los dueños negligentes y maltratadores paguen por su crueldad, tristemente los casos de abusos proliferan cada vez más.
El calvario en el que vivían más de 50 perritos en un hogar miserable en la zona de Utica, New York, salió hace unos meses a la luz. No sólo las estremecedoras escenas que hallaron indignaron a los rescatistas, sino el hecho de que a pesar de la evidencia de los abusos, la ley no parecía estar del lado de los inocentes animalitos.
Los ángeles de ANNA Shelter Animal Cruelty Division fueron los llamados a cambiar el destino del medio centenar de perritos que vivía en condiciones deplorables, en noviembre de 2018.
Los 50 perritos estaban absolutamente demacrados al punto de la inanición porque vivían en un hogar en el que imperaba la extrema pobreza
ANNA denunció los hechos en sus redes sociales en su momento, y hace 3 meses, un año después del rescate, reveló que aunque todavía no cantaban victoria, por lo menos ya había una pareja acusada por la negligencia de los inocentes peludos.
Barbara Ferguson y Samuel López son los sujetos que se declararon culpables de 10 cargos de maltrato animal cada uno, 20 en total. El acuerdo de culpabilidad con la justicia establecía 14 años de supervisión para cada acusado, respectivamente, tiempo en el que se les prohibiría absolutamente la tenencia de mascotas.
Ferguson tiene 72 años, por lo que estará bajo supervisión hasta que tenga 86 años. Mientras que López, de 75, permanecerá vigilado hasta que cumpla los 89.
La cláusula de exclusión de propiedad de mascotas trataría de asegurar que los desalmados nunca más vuelvan a dañar a ningún otro animal.
En las oficinas del ANNA Shelter se puede leer la siguiente leyenda:
“Cuando un humano muere, hay un puente que deben cruzar para entrar al Cielo. Al final del puente les esperan todos los animales que encontraron durante su vida. Los animales, basándose en lo que saben de esta persona, deciden qué humanos pueden cruzar el puente y cuáles son rechazados», algo que ha conmovido a muchos después de que esta historia se volviera viral.
Muchos piensan que eso sería lo justo…
Después de que los 50 perros fueron rescatados, todos fueron destinados a hogares de acogida, por lo que los directivos del refugio instaron a esas almas bondadosas a presentarse al juicio para que revelaran los traumas que tuvieron que superar cada uno de los perritos, que ya tienen una nueva vida junto a sus dueños.
Theo es un perrito que vivió 3 años en un cobertizo lleno de heces y mugre, sin ver la luz del sol ni pisar el césped.
Su nueva dueña se presentó al juicio para testificar que todavía el perrito tiene pánico a los humanos…
Mientras que Birdie era una perrita que pensaron que estaba muerta cuando la hallaron encerrada en una jaula de pájaros debajo de periódicos, sin ser capaz de moverse. Como resultado de los abusos, ella perdió ambos ojos, pero finalmente ha logrado superar sus traumas y ser feliz, según reveló su dueña en el juicio.
Theo y Birdie son apenas 2 nombres, pero cada perrito tiene su historia y los más severos traumas
Después del juicio que sucedió en diciembre de 2019, a fines de enero el refugio ha vuelto a publicar una actualización del caso.
«La justicia fue servida hoy», escribió el refugio.
«Un juez del condado de Venango esta mañana sentenció a las dos personas responsables de matar de hambre, abusar, torturar y no brindar atención médica a los 51 perros que rescatamos en marzo. La pareja fue sentenciada a 14 años de libertad condicional donde no pueden poseer, vender, intercambiar, comerciar o alojar animales», agregaron.
Dijeron que otras 7 familias que adoptaron a estos perros vinieron a dar voz a sus víctimas. «Fue conmovedor escuchar su testimonio e historias de recuperación física y emocional».
Pero lo más indignante es que a pesar de las crudas imágenes presentadas, los testimonios y la presencia de los perritos abusados, la pareja se librará de ir a prisión.
Uno de los oficiales del caso, el agente Eric Duckett, está totalmente frustrado, y piensa que el juez fue benevolente porque los desalmados eran un par de ancianos que terminarían su condena casi a los 90 años, y que además vivían en extrema pobreza.
«En todos mis años de trabajo todavía no he visto a nadie cumpliendo una en prisión», sentenció.
Comparte esta noticia para levantar la voz, ¿acaso el ser una persona de la tercera edad justifica cometer semejantes actos de crueldad en contra de los animales? Debería darles vergüenza, y la justicia, ser implacable, sin importar la edad ni la condición. ¡Basta ya!