No importa cuánto tiempo una mascota permanezca a nuestro lado, son tan especiales que puede ser cuestión de días para que nos encariñemos por completo y se conviertan en un miembro más de la familia.
Ralph Jhonson, un hombre de Sacramento, California, era uno de esos tipos, aparentemente rudos por fuera, pero con una gran ternura por dentro. Nunca fue muy amante de los animales, hasta que con el pasar de los años y tras haber perdido a su mujer, decidió darle una oportunidad a una mascota y adoptó un perrito, que se convertiría en su incondicional amigo que lo acompañaría a todos lados.
Cognac llegó a la vida de Ralph para transformarlo todo
Ralph jamás se imaginó cuán importante llegaría a ser el perrito en su vida. Y lo que en cuestión de minutos, estaba a punto de suceder.
Había pasado un año desde que Cognac fue adoptado, cuando un día Ralph estuvo haciendo unos trabajos en su casa. Por un segundo perdió de vista al perrito y no se preocupó demasiado porque pensó que se habría ido a jugar al jardín. Pero al cabo de un rato comenzó a llamarlo y Cognac no respondía. Su corazón se detuvo, se imaginó lo peor, pero no quiso hacer caso a sus presentimientos.
Se dio inicio a una búsqueda incesante, hasta que finalmente Ralph salió a la carretera y lo que vio lo dejó totalmente devastado.
A un lado yacía el cuerpo sin vida de Cognac, su mundo se vino abajo
A Cognac lo había atropellado un vehículo y Ralph no se perdonaba a sí mismo no haber estado ahí para darle su último adiós.
«Las lágrimas comenzaron a fluir, era mi primer perro. Nunca antes había experimentado una pérdida así», confesó Ralph.
Devastado, envolvió el cuerpo del perrito y lo llevó a la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (SPCA) para que lo cremaran.
No podía creer que aunque sólo había estado con él un año, dejaría un vacío tan grande el ya no tenerlo con él. Lo enterró en un cementerio para animales y trató de navegar en medio de su dolor.
Cuando todavía trataba de reponerse de su pérdida, recibió una llamada inesperada que lo cambió todo. Era el personal del refugio de animales de Front Street, que decían haber encontrado a Cognac.
“¿Está vivo? ¿Qué quieren decir con que está vivo?”, era lo único que atinó a responder.
Estaba seguro que se trataba de un error, e incluso se puso un poco molesto de que jugaran con algo tan serio como eso. Pero enseguida supo que el equivocado era él.
Como si fuera un completo milagro, Cognac efectivamente estaba vivo. Pronto entendió que si bien el perrito de la carretera era muy parecido al suyo, en realidad no era él. En su lugar, había terminado en el refugio, y como tenía microchip lo escanearon y dieron con Ralph.
Tuvo que esperar hasta la mañana siguiente, y apenas abrieron se presentó para ver si realmente era cierto lo que decían. Soltaron a Cognac y el encuentro sacó lágrimas a todos los presentes.
«Tiró del tipo que lo agarraba y saltó a mis brazos», contó Ralph.
«El microchip es la razón por la que nos reunimos de nuevo. Esa fue su gracia salvadora, así es como lo recuperé», concluyó.
Comparte esta insólita e increíble historia de un emotivo reencuentro que parecía imposible, es hermoso que este buen hombre pueda gozar muchos años más de su perro todo gracias a un microchip.