Todos hemos quedado destrozados tras la terrible tragedia de los incendios forestales que siguen devastando al territorio australiano.
Pero así también surge lo mejor de la humanidad para tratar de salvar a las inocentes y frágiles criaturas en peligro. Tal como sucede con las especies nativas, como son los canguros, koalas, wallabies, zarigüeyas, wombats y equidnas.
Nueva Gales del Sur ha estado ardiendo desde septiembre pasado. Han muerto veinte personas y más de mil millones de mamíferos, aves y reptiles. Pero además, el humo que se deriva de los incendios también resulta muy peligroso para los sobrevivientes.
Las imágenes de animales debatiéndose entre la vida y la muerte se han apoderado de las redes, mostrando su sufrimiento no sólo por el insoportable dolor físico sino también por las severas heridas emocionales que ha supuesto para muchas crías perder a sus madres y quedarse a la deriva.
Los koalas han sido declarados ambientalmente extintos y los canguros, que alguna vez fueron tan abundantes, ya no serán sacrificados por el control de la población y los alimentos.
Se necesitará un esfuerzo humanitario masivo y muchos años para tratar de restaurar las poblaciones de animales. Pero a pesar de esta oscuridad, hay destellos de luz que brillan por aquí y por allá.
Vislumbres de supervivencia, heroísmo y compasión nos dan esperanza para el futuro de Australia.
Y es entre esos escombros que surgen historias conmovedoras que nos dan algo de alegría al ver a los adorables sobrevivientes.
Una de esas imágenes que ha dado recientemente la vuelta al mundo volviéndose viral en las redes sociales, es la de un canguro huérfano que vive en la región de los ríos del norte de Nueva Gales del Sur.
El pequeño fue capturado aferrándose a un osito de peluche que encontró
Era lo único que tenía para que le diera consuelo y poder así superar el trauma de haber sobrevivido a los incendios y ahora enfrentarse a la vida sin su madre.
Es imposible comprender la magnitud de la pérdida de estos animales vulnerables, y esta imagen no hace más que reflejar que los canguros huérfanos necesitan ser reconfortados.
El nombre del canguro es Doodlebug. Tim Beshara, conservacionista y fundador de Wildoz, compartió su historia en Twitter:
«Mi madre (una cuidadora de vida salvaje) me envió esto. Mostrando el valor de un buen abrazo, especialmente para un canguro huérfano», escribió.
Doodlebug, tras ser rescatado por los voluntarios, fue transferido a WIRES, un centro de recuperación de vida salvaje, donde la madre de Tim, dedica horas y mucho amor a los animalitos que llegan, con el fin de en un futuro liberarlos a su hábitat natural.
La mamá de Tim pensó que a los animalitos huérfanos le gustaría tener algo para abrazar. Así que les trajo ositos de peluche y los colgó a lo largo de las áreas verdes que tiene dispuestas para que los pequeños salten libremente.
Pero jamás imaginó la relación casi maternal que Doodlebug desarrolló con un osito en particular, al punto que jamás lo dejaría solo.
«Parece responder a los juguetes de la misma manera que un niño pequeño. Lo trata como un compañero», dijo Tim.
La madre de Tim hizo la mejor labor con el pequeño Doodlebug, ahora ya ha sido liberado. Pero tuvo la sorpresa de su vida cuando un día lo vio regresar.
«Ahora salta por el bosque y regresa para alimentarse o abrazarse ocasionalmente».
Todos nuestros pensamientos están con Doodlebug y todos los animalitos que sufren la pérdida de sus madres tras los incendios de Australia. ¡No te vayas sin compartir esta emotiva historia con tus amigos!