Cuando Damien Mander, un comandante de las Fuerzas Especiales del Ejercito, en Australia, volvió de una temporada de 3 años en Irak, jamás imaginó que terminaría renunciando a la vida que conocía y a su patrimonio para proteger a los rinocerontes y elefantes de África que perdían la vida a manos de cazadores furtivos sin escrúpulos.
Es un amante de los animales
Damien Mander tenía un futuro prometedor: había desplegado fuerzas paramilitares en el frente durante 3 años en Irak; era un buzo de despacho de la marina australiana y francotirador de operaciones en el 2º Regimiento de Comando de las Fuerzas Especiales del Ejército.
Además, el hombre de 40 años tenía una cartera de propiedades impresionante y podría haber regresado a Australia y continuar por ese camino. Sin embargo, un viaje a África le abrió los ojos al horrible mundo de la caza furtiva.
“Cuando viajé por el continente, me inspiró el trabajo que estaban haciendo los guardabosques. Tienen algo por lo que vale la pena luchar: renunciar a todo, estar lejos de su familia durante tanto tiempo, defendiendo el mundo natural. Me hizo reflexionar sobre quién era como persona”, señaló Damien.
El hombre se enamoró de la protección hacia los animales y decidió dedicar su vida, y todo su dinero, a detener a los cazadores furtivos. Vendió todas sus propiedades y creó la Fundación Internacional contra la Caza Furtiva, así como una academia de entrenamiento de guardabosques en Victoria Falls, Zimbabwe.
La Fundación enseña a los guardabosques cómo emboscar, patrullar, rastrear, arrestar, camuflarse y ocultarse en las áreas más afectadas por la caza. En Mozambique, en la frontera del Parque Nacional Kruger, ayudó a proteger a un tercio de la población mundial de rinocerontes, evitando que los cazadores furtivos entraran a la región.
Damien ha optado por apoyarse del talento y valentía de las mujeres locales para combatir la caza furtiva. Comenzó a entrenar unidades de guardabosques femeninos hace tres años, que se han convertido en el primer equipo de guardabosques armados, exclusivamente femeninos, del mundo. Muchas de ellas tienen un triste pasado y ahora han encontrado una razón para mantenerse fuertes.
120 mujeres entrenadas defienden a los animales
En la región del Valle de Zambesi, una de las zonas más afectadas por la caza furtiva de elefantes, se ha logrado una reducción del 80% en la caza y la comunidad cada vez es más consciente del cuidado a la naturaleza.
“Somos una de las millones de especies en este planeta, pero somos la única que determina qué nivel de dolor y destrucción es aceptable para todos los demás. Hablamos de las especies que se están extinguiendo pero, si no cuidamos la naturaleza, seremos nosotros quienes se extingan y no los elefantes o rinocerontes”, comentó Damien.
Su historia es inspiradora
Sin duda, todos podemos ayudar a salvar el planeta, solo es cuestión de decidirnos a convertirnos en fieles defensores de la Naturaleza.
Comparte esta inspiradora historia con todos tus amigos y nunca dejemos de condenar todo acto de injusticia hacia los animales.