No hay nada más triste para un perrito callejero que despedirse de este mundo completamente solo sin recibir una caricia de consuelo. Esta es la historia de un perrito en condiciones de calle que por poco sufre de la peor manera de no haber sido por la intervención de un grupo de rescate que llegó justo a tiempo. El perrito estaba desnutrido, hambriento y muy débil, sabía que el final estaba cerca, por lo que sintió que debía buscar un lugar donde morir en paz.
El estado físico y emocional del perrito estaba muy afectado.
Encontró un callejón en el que dejó caer su cuerpo hasta esperar lo peor. Sin embargo, su destino estaba por cambiar, los rescatistas de DAR Animal Rescue se enteraron de la triste historia del perrito y llegaron justo a tiempo.
Uno de los rescatistas bajó al callejón y como pudo tomó al perrito huesudo entre sus manos, lo alzó y se lo pasó a otro rescatista que estaba al borde del callejón.
Llamaron al perrito Marios.
El perrito no se opuso en ningún momento, por el contrario fue muy receptivo, su mirada había cambiado era como si supiera que después de todo por lo que había pasado, por fin la ayuda había llegado.
Vivir en las calles sin recibir una sola caricia de consuelo, con un estado de salud lamentable era suficientemente motivo para que este perrito se entregara a la muerte.
El perrito estaba muy triste y desnutrido.
Su destino cambió por completo cuando los rescatistas llegaron. Rápidamente lo trasladaron al veterinario donde el perrito se desplomó, ahora estaba en manos de su cuidadores.
Tras realizarle varios exámenes el veterinario descubrió que los riñones del perrito estaban fallando, por lo que recomendó tenerlo en observación por un tiempo.
Marios también tenía una pequeña infección en los ojos.
Fue necesario pasarle medicamento intravenoso y un suero a base analgésicos y vitaminas para calmar su dolor y ayudarle a ganar esta gran batalla.
Después de unos días el perrito ya mostraba signos de mejora y fue traslado al refugio DAR donde los voluntarios le cumplieron el tratamiento.
Después de varias semanas el perrito ya podía comer solo.
Visualmente el perrito se veía muy afectado, poco a poco comenzó a ganar fuerzas y levantar la cabeza, un pequeño gesto que por indiferente que parezca agitó de alegría el corazón de sus rescatistas.
Solo fue cuestión de días para que el valiente Marios pudiera comer solo. La transformación ahora era visible, el perrito no solo necesitaba techo y comida, necesita sentir un verdadero gesto de amor.
Sus riñones no mejoraron pero ya caminaba y movía su colita.
Marios ya tenía su propio espacio, ahí pasaba todo el día esperando la atención de sus cuidadores, sin embargo, un día decidió sorprenderlos y se movió al otro lado del refugio, otra gran victoria.
Alguien se enteró de la historia del valiente perrito y se acercó al refugio para adoptarlo, sin embargo, DAR fue honesto con la familia y les comentó que los riñones del perrito estaban fallando por lo que no le quedaba mucho tiempo. La noble familia insistió desesperadamente, solo querían darle los mejores días antes de que partiera.
Cuando cerró los ojos por última vez supo que no estaba solo.
Tristemente, Marios no sobrevivió mucho tiempo pero pasó los días restantes al lado de una familia que lo trató como un miembro más. No murió solo en un callejón sino en los brazos de una familia amorosa.
Quizá no todo los finales sean felices, pero ningún perrito merece morir solo por falta de sensibilidad humana. Por favor, no pasemos indiferentes ante el dolor de los perritos callejeros y sigamos luchando por más causas justas.
Comparte la nota en tus redes y motívate hacer una noble causa con algún peludito callejero. Ellos más que nunca agradecerán una segunda oportunidad.