No todos los animalitos tienen la dicha de contar con un hogar que los ame y cuide por encima de cualquier cosa, tratándolos como un miembro más de la familia con respeto y cariño.
Solo deseaba una familia que la protegiera
Lucy, una mezcla de dogo de burdeos de 4 años de edad, fue uno de estos desafortunados animales desamparados que tuvo que pasar muchos días de su vida en el refugio Philadelphia SPCA, antes de que finalmente encontrara su hogar para siempre.
En el mes de diciembre, el refugio organizó una campaña que consistía en escribir cartas a Santa, con la esperanza de ayudar a los perritos a encontrar un hogar. En el caso de Lucy, el noble propósito era todavía más importante puesto que era la residente del lugar con más tiempo, estuvo ahí desde el 2017 cuando llegó junto a su hermana llamada Bella.
Tenía un gran deseo navideño
El único deseo de Lucy era encontrar una familia amorosa que le diera la oportunidad de demostrar lo mejor de sí. Por eso, Lucy decidió enviar una carta a Santa pidiéndole un hogar.
Pasaron los días y el día de Navidad llegó. Santa visitó el refugio y Lucy, con la inocencia de una pequeña niña, corrió hacia él para abrazarlo y llenarlo de besos. Santa le llevaba un delicioso regalo: un exquisito hueso. ¡Pero aún faltaba su nuevo hogar!
El hogar con el que soñaba la linda Lucy debía tener un banco afuera, o un sofá enorme adentro, para poder acurrucarse; sumado a un patio trasero con espacio suficiente para que se tumbara al sol. No quería vivir al lado de ningún gatito gruñón y, sobre todo, quería unos humanos pacientes que le ayudaran a superar todos sus miedos ya que a veces puede ponerse nerviosa con los extraños.
“Mis humanos deben estar listos y dispuestos a sentarme cerca de ellos, para poder acurrucarme y llenarlos de besos. Gracias Santa, cruzaré mis patitas”, decía la carta de Lucy.
El tiempo pasó y la Navidad hizo su magia. Una mujer había leído la emotiva carta de Lucy, percatándose al instante de que era el animalito que siempre había querido, por lo que no le importó conducir cientos de kilómetros desde Carolina del Norte para encontrarse con ella.
Fue así como Lucy se salvó de dormir una noche más sobre el frío piso de concreto del refugio. Por fin la vida le mostraba su lado amable.
Se ha adaptado a la perfección a su nueva familia
“Lucy se marchó. Su perrera, que había estado ocupada durante tantos días estaba vacía, pero nuestros corazones estaban llenos de dicha por ella”, comunicó el refugio.
La adorable perrita se ha adaptado a la perfección a su nueva familia: disfruta acurrucarse en los cómodos sofás y camas, en lugar de su fría perrera. Ahora tiene todo para comenzar una nueva vida llena de felicidad, al lado de la familia con la siempre soñó.
Comparte esta emotiva historia con todos tus amigos. Recuerda que, como Lucy, hay cientos de perritos sin hogar esperando que alguien les abra las puertas de su corazón.