El clima y las altas temperaturas que azotaron al planeta a principios de año, provocaron una ola de incendios en varias regiones del mundo. No solo Australia sufrió los embates de esta realidad. Mucho antes, en Chile, el puerto de Valparaíso también se convirtió en un infierno.
Hace 3 años cientos de personas tuvieron que presenciar con dolor la desaparición de sus hogares por efecto de las llamas. La hermosa vista del Océano se ocultó tras una densa capa de humo y cenizas.
Puerto de Valparaíso en llamas
Llantos y gritos colmaron el aire viciado y en cuestión de minutos, cientos de familias perdieron el fruto de años de esfuerzo, producto del incendio más cruento que se haya registrado en la historia de esta bella ciudad-puerto sudamericana.
Hogares, recuerdos de toda una vida, familiares desaparecidos y desolación fueron el resultado del infierno desatado en Valparaíso, llevándose consigo hasta la sonrisa de una pareja de porteños afectados por las llamas.
El matrimonio apenas pudo escapar de su casa antes de que el fuego de esa noche negra, roja y eterna lo arrasara todo. Cuando el sol iluminó la aurora y esta los restos de su casa, el silencio de las lágrimas habló por ellos.
Pero no lloraban solamente por las cenizas de su hogar que tanto les había costado formar, ni por sus bienes materiales. Su familia estaba incompleta, habían perdido algo que nunca iban a poder reponer: su amada mascota no aparecía por ninguna parte.
Lo buscaron por todos lados, lo llamaron por horas, pero el perro no aparecía. Todo parecía indicar que el pequeño peludo habría sucumbido ante el desastre. De solo pensar que el fuego hubiera cobrado la vida de la criatura más alegre y bondadosa de la casa, la pareja sencillamente enloqueció.
“Los bienes materiales siempre se pueden recuperar, pero perder a nuestra mascota es lo más duro que nos ha podido suceder. No está por ninguna parte”, señaló la pareja, desesperada.
Sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde. Los milagros existen, aún en tiempos de crisis y desastre cuando todo se ve perdido, ya que, días después del incendio y estando dentro de una carpa improvisada para subsistir, la pareja presenció lo imposible. Ahí, corriendo hacia ellos de manera frenética, su querido perro se acercaba rápidamente para lanzárseles encima.
“¡Está vivo y bien, todas mis oraciones fueron escuchadas!”, exclamó con infinita alegría la mujer.
Con lágrimas en sus ojos y una sonrisa tanto en el rostro como en el corazón, el matrimonio y su perro se fundieron finalmente en largo abrazo en el que se pudo ver como la leal mascota también sonreía de oreja a oreja.
Al final, todos rieron y lloraron de felicidad en medio de una lluvia de aplausos y felicitaciones a esta familia rota que, gracias a la providencia, hoy está unida de nuevo. En el cielo, un pequeño rayo de esperanza atravesaba el denso humo que cubría la ciudad.
Las imágenes compartidas en redes sociales nos han mostrado sin duda alguna, que el lazo de amor que existe entre un perro y sus humanos es algo único, inquebrantable e irremplazable.
Comparte esta historia de reencuentros felices con tus seres queridos. No olvides que después de la tempestad, siempre viene la calma. No hay dificultad que dure eternamente, las cosas siempre pueden mejorar y esta familia es testigo de ello.