La pérdida de un ser querido duele profundamente, nadie se prepara para el duro momento. Y no solo aplica cuando muere una persona sino también una mascota a quien queremos mucho. Así lo vivió un hombre en China, cuyo corazón sufrió horriblemente por la pérdida de su perro.
Algo estaba mal
Huaibin es un soldado chino que tiene como compañero a un hermoso perro labrador de dos años de nombre Wu Yi. Ambos han estado durante mucho tiempo juntos y han aprendido a quererse tanto, que es difícil concebir un día que no se tengan.
Wu Yi ha sido un amigo fiel, se dedican a trabajar para su país descuidando muchas veces, incluso sus propias vidas. Todos los que conocen a Huaibin admiran la hermosa relación que tiene con su perrito.
Pero un día, mientras realizaban una sesión de su acostumbrado entrenamiento, se dio cuenta de que algo no andaba bien con su mascota.
Después de haber mordido la pelota que estaban utilizando, el peludo comenzó a vomitar. El soldado se acercó para revisarlo, al abrirle la boca se dio cuenta de que tenía una especie de bulto muy extraño.
Rápidamente buscó ayuda médica, cuando el veterinario auscultó bien al indispuesto perrito, le dio una terrible noticia. La causa del malestar de Wu Yi se debía a un tumor cancerígeno.
A partir de allí, lo llevó a varias clínicas veterinarias, no quería conformarse con una sola opinión, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para aumentar la posibilidad de que el animalito mejorara.
«Mientras haya un rayo de esperanza continuaré buscando tratamiento para mi perro”, dijo el preocupado humano.
Pasaron ocho meses, y Huaibin se mantenía optimista y lleno de esperanzas. Después de cuatro operaciones, el animalito luchaba por su vida.
«La forma en que me miraba, podría ser difícil de entender para nosotros, era una forma de comunicarnos. Decía que también quería seguir viviendo«, expresó el hombre.
Por desgracia, a pesar de todos los esfuerzos, la salud de Wu Yi fue empeorando. Finalmente, el cáncer ganó la batalla y se propagó por todo el cuerpo del animal.
Ya nada había que hacer, los médicos le informaron que para evitar el sufrimiento de su compañero sería necesario dormirlo.
Para Huaibin fue algo muy duro, las lágrimas acompañaban el inmenso dolor que lo embargaba.
«No deseaba que sufriera más. No puedo soportarlo», agregó el triste Huaibin.
Estaba desconsolado, les pidió a los médicos que le permitiera quedarse mientras aplicaban la inyección, pero dos compañeros de trabajo lo retiraron para evitarle más sufrimiento.
Pudo pasar unos momentos con su adorada mascota para darle un último adiós. El aciago momento fue mostrado en el canal estatal de televisión china CCTV.
Se realizó un pequeño funeral, dos soldados lo acompañaron y saludaron la tumba del noble y fiel animal. Si en el cielo hay un lugar para los perritos, seguramente Wu Yi está allí.
Comparte esta dramática historia con todos tus amigos, para que valoremos cada segundo de vida para amar y consentir a nuestros perros.