Si bien es cierto que las ocurrencias de nuestros amigos peludos son muy divertidas, no es menos cierto que muchas veces ponen a correr a sus dueños con algunas travesuras.
Esto es lo que fue lo que pasó a la familia de Dexter, un cocker spaniel que no deja pasar por alto ninguna oportunidad para comerse todo lo que se encuentre.
Realmente esto se ha convertido en una obsesión para Dexter, y una preocupación para Andrew y Teri Gumpert, sus dueños, quienes han tenido que llevarlo a emergencia varias veces.
Este cachorro tiene un año y medio y ha sido operado cuatro veces para extraerle objetos extraños tales como, una bola de tenia, trozos de cinta adhesiva industrial, mallas de mujer, astillas de madera, una coleta para el cabello, una bolsa plástica y uno de sus propios juguetes, entre otras cosas.
El veterinario Sebastian Griffin ha sido quien le ha practicado a Dexter la celiotomía exploratoria en las cuatro ocasiones.
Ha sido necesario hacerle una gran incisión a lo largo de su panza para identificar todos los órganos de su cuerpo, y una vez que se han localizado los objetos que se ha tragado se extraen del intestino y luego se sutura.
Sin lugar a duda, este perro tiene un severo problema, y es que no puede dejar de comer, no importa sí es comida, mantas, alambres, almohadas le da igual, incluso el propio bozal.
Sus dueños revelaron que la manía de Dexter comenzó cuando tenía seis meses cuando se metió en el armario de una de sus hijas y se comió todo lo que había dentro.
Para tratar de controlar la obsesión de Dexter sus dueños decidieron comprarle un bozal, pero esta idea que inicialmente parecía genial no pudo evitar que continuara con los destrozos, el bozal también terminó en su estómago.
“Le pusimos el bozal, pero parece que Uncle Casper, nuestro cocker más viejo, lo ayudó a soltarlo hasta tal punto que Dexter pudo masticarlo”.
Andreww y Teri esperan que esta situación sea una etapa propia de la edad y que pronto deje de hacerlo.
“Por ahora no podemos quitarle los ojos de encima. Es un cachorro encantador lleno de ternura, pero también es muy travieso”.
En una ocasión el veterinario también tuvo que lidiar con Dexter después de que se comió una docena de chocolates, un alimento muy tóxico para los amigos peludos que puede tener consecuencias fatales.
“El mejor tratamiento involucró una inyección para inducirle el vómito, lo que nunca es placentero para un perro, pero sí muy efectivo”.
Todos deseamos que Dexter deje esta manía por su bien, es una preocupación muy grande para sus padres y un peligro para él. Quizas necesite de un entrenador para canalizar su comportamiento.
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