No podemos negar que a pesar de existir muchas organizaciones que velan por el bienestar de los perritos abandonados, en el mundo hay miles de perritos callejeros esperando una mano amiga.
Quizá muchas veces te has encontrado con uno de ellos mientras cruzas la calle y decides contemplarlo desde la distancia. Es probable que pienses: ¡Pobre animal!, pero solo queda en eso, un pensamiento fugaz que se desvanece a los pocos segundos en tu memoria. Sin embargo, es latente en el día a día de los perritos más vulnerables.
Muchos perritos callejeros siguen esperando un hogar de acogida o un ángel que los adopte.
Frankie era uno de esos perritos, durante muchos años vivió condenado a sobrevivir de las miserias que encontraba en los pipotes de basuras. Su condición empeoró cuando fue atropellado por un conductor insensible que decidió darse a la fuga.
El inocente perrito, incapaz de caminar quedó tendido en la carretera, donde fue víctima de múltiples atropellos más y golpes de conductores insensibles que seguían de largo sin ayudarlo. Resulta difícil creer que ante tan triste escena las personas pasaban sin percatarse de que había un perrito aclamando por ayuda.
Frankie es un hermoso pitbull.
Afortunadamente, una estudiante de posgrado llamada Sarah, se conmovió por la situación del perrito y decidió ayudarlo. Le pidió a su esposo que detuviera el auto mientras ella se bajaba para recoger al perrito y llevarlo rápidamente al centro clínico de animales más cercano.
Frankie tenía varias heridas, así que al llegar lo trasladaron a la sala de emergencia para perros donde el veterinario descubrió que tenía la pelvis fracturada en varias partes.
El perrito estaba lleno de sarna y múltiples fracturas.
Si bien Sarah no era solvente económicamente no podía abandonar al perrito en esa situación, se hizo responsable de las facturas para que pudieran intervenir quirúrgicamente al pequeño Frankie.
La joven nunca antes había visto al perrito, pero eso no impidió que se preocupara por el indefenso animal, solo deseaba que se recuperara por completo sin importar el costo.
El proceso de recuperación fue largo y doloroso para el pequeño Frankie.
La intervención no fue nada fácil, la ubicación de la lesión representaba la posibilidad de un daño nervioso y la incapacidad de orinar solo. Por fortuna, la operación fue un éxito y Frankie no quedó con ninguna secuela.
Si bien la economía de Sarah se vio fuertemente afectada al pagar las facturas, no se arrepiente de haberle salvado la vida a un ser tan inocente.
Sarah decidió llamar al perrito Frank de Tank o Frankie por su terrible experiencia.
Ahora el hermoso peludito disfruta de un nuevo hogar con sus padres humanos y un hermanito canino.Deseamos más personas se motiven a realizar causas justas por los perritos más vulnerables y vean la oportunidad de salvar una vida donde otros piensan que ya todo está perdido.
Ayúdanos a difundir esta historia en tus redes sociales y se parte de ese gran equipo que apuesta por salvar la vida de los perritos en condiciones de calle.