Cuando esta inocente criatura de 9 años de edad llegó al refugio francés Le Radeau des Animaux, una mezcla de sentimientos de asombro y compasión se apoderaron de los voluntarios que no salían del shock.
El gato abandonado y evidentemente descuidado por sus dueños al punto donde la negligencia no tienen límites, impresionó a todos en el refugio. Y lo más triste de todo, es que Chamade, como lo llamaron, no era el único es esas lamentables condiciones.
Chamade tenía unas rastas imposibles en su espalda que los voluntarios no habían visto jamás en animales de pelaje corto como los gatos.
El inocente minino fue abandonado en Ferel, en la región francesa de Bretaña, donde fue rescatado por los ángeles del refugio. Además de no recibir el amor y los cuidados que mereció, el pobre felino padecía de una obesidad importante que tenía que ser tratada.
«El pobre animal ya no podía lavarse por sí mismo. ¡El pelaje se había pegado gradualmente formando impresionantes pegotes de pelusa, a modo de rastas!», explica Dominique Bacot, directora del refugio.
«Cortamos alrededor de 1 kg de pelos aglomerados en rastas. Todo estaba en la parte de atrás, donde el gato no se podía lamer«, agregó.
Estaban impactados, esto usualmente sucede en animales de pelaje largo descuidados durante mucho tiempo, pero nunca en un gato y no en esas proporciones.
Chamade fue abandonado por sus dueños con más de 1 kilo de rastas pesando sobre su espalda. ¡Hace falta no tener corazón!
Si no se quita la esterilla, se puede desarrollar una piel dura, fuertemente enredada cerca de la piel del animal, que solo puede eliminarse afeitándolo. Ese era el caso del pelaje de Chamade, se había convertido en una piel rígida y los voluntarios no pudieron salvar su pelaje solo cepillándolo.
No se dieron por vencidos y tras horas de esfuerzos por darle la apariencia que merecía y que garantizara su salud, el refugió compartió una imagen de Chamade, donde ya se lo puede ver sin rastas y feliz.
Pero lo mejor de todo vino después, Chamade llegó al corazón de unas personas amorosas y consiguió unos padres adoptivos junto a otro gatito llamado Chad, que al igual que él fue curado de rastas y se tuvieron el uno al otro durante el proceso. Ahora la vida les premiaba regalándoles su hogar para siempre y juntos. ¡Es grandioso!
Chad también tiene 9 años de edad y ahora junto a Chamade disfrutan de su nuevo hogar.
No te vayas sin compartir esta impresionante historia que revela hasta dónde puede llegar la negligencia y la maldad humana. ¡Tener una mascota no es un juego!