Es difícil imaginar cómo miles de personas pueden dejar atrás a su perrito de toda la vida; especialmente si se trata de alguien tan dulce como Romeo.
El pequeño había pasado muchos años junto a una familia absolutamente ingrata, que un día decidió que simplemente ya no lo querían.
Lo entregaron a un amigo pero después de un tiempo lo dejaron en un abarrotado refugio en donde su vida se encontraba bajo el enorme peligro de ser sacrificado.
El perrito vive en la ciudad de Nueva York, en los Estados Unidos
Para Romeo esto había sido demasiado. En cuanto llegó al refugio, el triste perrito no hizo más que mirar hacia una esquina y se negó a hacer el más mínimo movimiento.
Había tantos ruidos, olores y él parecía presentir que nadie quería hacerse cargo de él.
Esta situación es muy dolorosa para cualquier perro, pero mucho más para aquellos que como Romeo están acostumbrados a tener un hogar y una familia. Los perritos no hacen más que preguntarse por qué no han vuelto a salvarlos.
Y lo peor de todo, es que en el fondo de su corazón, están convencidos de que son los culpables de que su familia de un momento a otro los haya dejado de querer. Por más que piensan, no logran entender qué hicieran tan mal.
“Durante dos días se negó a levantar su cabeza de la esquina. No movió un músculo en todas esas horas”, dijeron desde el refugio.
Su destino podía ser muy triste si alguien no lograba hacer que recuperara la alegría
Por suerte, la organización Second Chance Rescue NYC Dogs llegó a tiempo. En cuanto vieron lo deprimido que se encontraba este dulce perrito supieron que tenían que sacarlo del refugio lo más rápido posible.
Después de todo, se trataba de un mestizo de pitbull y eso hacía que sus probabilidades de que lo sacrificaran fuesen muy altas. El ánimo de Romeo no hacía más que decaer así que le buscaron un hogar temporal. El dulce perrito merecía volver a sentir el calor de una familia.
“Es extremadamente amigable y feliz. Necesita estar rodeado de muchas personas para sentirse bien”.
Su antigua familia no fue capaz de darse cuenta del ser de luz que decidió dejar atrás
Días después de volver a hacer vida junto a una nueva familia, su sonrisa volvió a aparecer.
Quedaba claro que se trataba de un perrito muy especial y con mucho amor para dar.
No le gustaba para nada sentirse solo y adoraba jugar y dar miles de besos a todos los que se cruzaban en su camino.
Por desgracia, no podía permanecer allí durante mucho tiempo. Necesitaba encontrar urgentemente el hogar definitivo que tanto se merecía.
Romeo fue dejado a su suerte con siete años de edad.
Y eso fue justo lo que hizo. La organización trabajó incansablemente hasta conseguir el lugar perfecto para Romeo.
Ahora cuenta con unos dueños que aman con locura a los animales y también tiene una hermanita perruna. Pasan los días jugando y haciendo todo tipo de travesuras juntos.
La hermana de Romeo se llama Porscha.
Lo mejor de todo es que el lindo Romeo no volvió a sentirse deprimido y sus días de mirar la esquina de un refugio no son más que cosa del pasado.
Sin embargo, no es justo que esta dulce criatura haya tenido que pasar por tanto sufrimiento y le hayan roto el corazón de esa forma, sin ninguna razón. Cuándo entenderemos la responsabilidad que supone tener una mascota, ellos no son objetos te quitar y poner a nuestro antojo.
Nos emociona el maravilloso cambio que ha dado la vida de Romeo. Todos los perritos merecen una segunda y mil oportunidades que les devuelvan la alegría y la esperanza.