Para todo amante de los peluditos no hay nada más satisfactorio que verlos jugar y correr entre sí. Por eso, cuando crean un vínculo especial con un canino difícilmente algo logre separarlos. Bailey es una hermosa perrita que fue rescatada durante el huracán Harvey en el 2017, logró encontrar un hogar de acogida, donde rápidamente decidieron adoptarla.
Los perros tienen sus propias reglas de comportamiento cuando están frente a otros perros.
En su nuevo hogar, disfrutaba correr en el patio trasero, esto lo estuvo haciendo durante mucho tiempo sola hasta que conoció a quien se convertiría en su inseparable amigo, Shep, el perrito de la casa de al lado, quien tenía mucha curiosidad por su pequeña vecina. Tessa Llewellyyn Holmes es la dueña de Bayley, al respecto señala:
«Comenzó con algunas excavaciones, y noté que cada uno había cavado lo suficientemente bajo como para tocar las narices debajo de la cerca. También corrían a lo largo de la cerca juntos cuando ambos estaban afuera”.
Para Holmes verlos jugar desde patios distintos pero como si nada los separa era realmente increíble. Estos peluditos parecían estar destinados a ser los mejores amigos, pero no querían seguir jugando con una cerca de por medio. Así que un día descubrieron la forma de conocerse y correr en el mismo patio.
Los perritos son mascotas vinculados a la rutina y educación.
Shep y Bailey estaban corriendo cuando descubrieron que una de las tablas de la cerca estaba medio suelta, solo era necesario una pequeña maniobra para poder atravesarla. En cuestión de segundos, Shep estaba junto con Bailey en su patio. Holmes se dio cuenta de la nueva visita porque escuchó que un collar sonaba muy distinto al de su perrito.
Cada perrito crea afinidades distintas con cada peludito.
La adorable pareja jugó durante horas en el patio corriendo de un lado a otro. Holmes pensó que ya era hora de llevar a Shep de vuelta a su casa, pero al verlos tan felices y después de esperar tanto tiempo para poder jugar juntos, sentía que no estaban preparados para separarse.
La conducta de un perrito va a depender de su educación y raza.
Finalmente, llegó la hora de despedirse y Holmes guió al perrito hasta el lugar por donde entró, intentó arreglar la cerca apoyando un gran tronco pero no funcionó, en menos de cinco minutos el travieso Shep regresó. La mujer decidió hablar con la familia del perrito y decidieron organizar horas de juegos para que este par no tengan que buscar más acertijos y puedan tener horas de diversión.
Después de todo, podrán jugar sin perseguirse a través de la cerca.
Sin duda, para la dulce pareja no hay obstáculos que les impida disfrutar de la más sincera amistad. Si una mascota es feliz, también hace feliz a sus dueños, solo basta verlos correr para contagiarse de esa genuina felicidad.
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