Aparte de roer y esconder huesos dentro de hoyos que cavan en la tierra, olfatear hasta el cansancio y por todos lados a otros congéneres y ladrar para hacerse respetar, no hay algo que un perro adore más que salir de paseo, más aún, si va de la mano de su querido humano, cuidador y mejor amigo.
Definitivamente durante el paseo, el vínculo entre el can y el humano aumentan, ya que ambos se convierten en una pareja inseparable dispuesta a descubrir el mundo, y nada más.
Y la prueba está en un simpático video que muestra a un perrito ovejero inglés que no logra disimular su alegría al salir a la calle.
De hecho, y a pesar de vivir en la fría Inglaterra, famosa por el carácter algo impasible de sus habitantes, le llaman “el perro más feliz del mundo”.
Y es que en estos frescos días otoñales, los espacios abiertos sembrados de árboles por doquier, hacen que las mascotas, aunque brinquen y salten durante todo el día dentro de la casa, lo hagan aún con más emoción una vez que abres la puerta, les silvas y les dices: “vámonos”. ¡Se vuelven como locas!
Y eso fue, precisamente. Brincos, ladridos y jadeos de emoción salieron del gracioso perro al ver todo ese mundo afuera para él solito, por eso, como un rayo atravesó de lado a lado la calle, para luego devolverse aún más veloz hacia el lado de su cuidador y acompañarle entre más saltos de felicidad.
Nuestro protagonista no para de brincar de la felicidad al dar un paseo en la calle
El video del disparatado cachorro negro y gris se ha visto al menos 2,5 millones de veces en todo el mundo, y ha hecho de las delicias de los usuarios de las redes sociales. Porque claro, es cierto que a la mayoría de los perros les encanta pasear, pero lo de este señor canino es realmente una explosión de alegría y un éxtasis indescriptible cada vez que sale de la casa.
“No puedo detener la sensación: este perro ovejero inglés desquiciado amaba el clima fresco de otoño mientras salía a caminar con su dueña”, escribieron usuarios en el post del video
Su dueña parece estar acostumbrada a su grado de felicidad y no le hace mayor fiesta
Sin embargo, el bullicioso cachorro no pareció impresionar en lo más mínimo a su humano, quien sabe bien de sus locuras callejeras, cuyos saltos desafían a la gravedad y generan tantas risas y simpatía en la gente cada vez que lo ve.
La mujer, sencillamente siguió andando, impasible como una buena lady londinense, mientras el perro seguía brincando y jadeando a su lado. ¿Te imaginas el contraste?
Mira el vídeo
Esta escena tan sencilla, pero tan fresca y agradable de mostrar amor, debe permear a todas nuestras relaciones, no solo con los animales sino interpersonales.
La felicidad no es un estado permanente, son solo instantes breves del tiempo pero que, si lo deseamos, podemos alargar con nuestras acciones de todos los días. Depende de ti. Y de mí. Y de todos hacer un mejor mundo para vivir.
Comparte esta divertida historia con tus familiares y mejores amigos y comparte la vida sanamente y con alegría con los seres que más amas.