Nuestra adorable protagonista es Maybelle, una vaca lechera que a lo largo de su vida suministró el preciado líquido a una familia. Maybelle es una de esas vacas que todo granjero quisiera tener: grande y productiva. Por muchos años la familia se vio beneficiada con todo lo que le aportaba la gran vaca. Maybelle ya había dado todo lo que tenía, pero sus dueños no querían darle un final tan triste y estándar por el que pasan todas las vacas lecheras mayores.
Una vaca puede llegar a pesar hasta 800 kilogramos.
Sus dueños decidieron compensar todos los años dorados que la vaca les dio llevándola a un santuario. Maybelle fue trasladada a The Gentle Barn, un santuario para animales rescatados con sede en California, Missouri y Tennessee. En ese lugar la preciosa vaca pasaría lo que le queda de vida. Una especie de retiro para recompensar las contribuciones del preciado animal.
En India las vacas se consideran un animal sagrado.
Sus dueños estaban emocionados de poder ofrecerle a Maybelle la mejor vida que una vaca pueda tener. Sin embargo, no todo salió como esperaban, los primeros días en el santuario la veterana vaca presentó problemas para adaptarse a su nueva vida de descanso total. Maybelle no solo actuaba de manera inquieta, sus movimientos reflejaban como si tuviera dolor físico.
Pueden llegar a vivir entre 20 y 25 años pero su vida se ve acortada por el ser humano.
El personal The Gentle Barn sabía que Maybelle estaba en perfecto estado de salud, recientemente le habían realizado todos sus exámenes y evidentemente no tenía ninguna lesión, revelando que era una vaca grande y fuerte a pesar de su avanzada edad. Nadie comprendía su comportamiento, ni mucho menos el motivo de su tristeza.
El tiempo de gestación de una vaca es entre 276 y 283 días.
Después de mucho pensar, los trabajadores llegaron a la conclusión que la veterana Maybelle estaba sola. Ellie Laks, fundador del santuario comentó:
«En mi experiencia, con todas las vacas que hemos tenido en The Gentle Barn, la única razón por la que lloran es porque están buscando un bebé”.
Resulta que la adorable Maybelle había dejado su ternero atrás. El personal del santuario contactó a sus dueños y les explicó el extraño comportamiento de la vaca, por lo que sugirieron organizar un encuentro en el que inevitablemente, más de uno lloró de alegría y quedó en sonrisa permanente al contemplar tan maravillosa escena.
Las vacas pueden tener un ternero al año.
Todos quedaron felices al ver la respuesta de Maybelle, finalmente, solo necesitaba un poco de compañía y nada mejor que su ternero para alegrar a una gran veterana que dio tanto a su familia. Dicen que en el amor está la respuesta, y esta vaquita sin duda las encontró todas al reunirse con su cría.
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