El amor hacia los animales es un sentimiento que se lleva grabado en el alma, especialmente cuando se trata del que tenemos hacia una mascota.
Michael Dare, acupunturista de Townsville, y dueño de Bubbles, un pez dorado no dudó en hacer todo lo posible por salvar la vida de su mascota tras descubrir que tenía un tumor que salía de su estómago.
Michael tiene a su «Goldfish Bubbles» desde hace ocho años, y desde entonces lo ha cuidado y considerado como parte de su familia.
El pez siempre ha estado en un estanque que hizo al aire libre Michael en su Clínica de Acupuntura ZenDen.
Hace seis meses, Michael notó que en el estómago de Bubbles había algo anormal, y supuso que había comenzado a desarrollar un tumor. No había tiempo que perder y decidió tratar de salvar a su amado amigo.
«La situación no parecía alentadora para el pez».
Michael buscó la ayuda de Ingrid, veterinaria aviar y exótica Danylyk-Huisman, una especialista que podría operar el pez.
Ingrid aseguró que Bubbles no era el primer pez dorado que había tratado y reveló que esa situación se había vuelto más común.
«Estos casos se están convirtiendo en una disciplina especializada en medicina veterinaria».
La especialista sometió a Bubbles a una operación de diez minutos para extirpar el tumor de superficie grande mientras el pez dorado descansaba sobre una esponja húmeda bajo sedación.
La doctora Ingrid dijo que la anestesia es la parte más difícil del procedimiento, especialmente porque la cirugía debe realizarse fuera del agua.
«La anestesia es lo más delicado, es bastante fácil sobrepasar la dosis correcta».
Después de aplicarle la sedación en el agua, la doctora Ingrid puso suavemente el pez en la mesa de cirugía sobre una esponja, donde estuvo anestesiado con agua a través de un tubo que corría por la boca y las branquias del pez.
Tras culminar la cirugía de diez minutos la doctora colocó el pez en un recipiente con agua fresca y oxigenada.
Michael manifestó que su prioridad era salvar a su mascota sin importar el costo de la operación.
«Si podemos tener la opción de ayudar o destruir, sin duda prefiero ayudar».
Michael renovó el estanque en el área de recuperación para sus clientes al aire libre en la parte trasera de su clínica con la intención de darle paz y una sensación de armonía a los pacientes que se relajaban después del tratamiento.
Fue entonces cuando decidió colocar cuatro peces como parte una conexión extraordinaria entre los seres humanos y estas especies.
“Pones tu mano ahí y los peces van a nadar sobre tu mano. No son solo criaturas sin sentido. Ellos reconocen quién eres y nosotros reconocemos quiénes son”.
Afortunadamente el pez sobrevivió a la cirugía y pudo ir de vuelta a casa sin complicaciones, actualmente está nadando en el estanque siguiendo con su feliz vida.
Aplaudimos la recuperación de Bubbles, comparte su historia que nos muestra un milagro de amor y de la ciencia que busca ayudar a estos seres indefensos.