Hay personas de poca afinidad y empatía con los perros. Pero cuando, por alguna razón han tenido contacto con un can, se dan cuenta de lo que se estaban perdiendo. Así le ocurrió a un abuelito que no quería saber nada de perros, pero una encantadora y tierna peluda le robó el corazón y ahora no puede vivir sin ella.
Aleecia Dahl es nieta de un ancianito que vive con su esposa. Es una chica encantadora y está pendiente de ambos.
La nieta le sugirió que debían tener un perrito que les alegrara la vida y les hiciera compañía.
El abuelo estaba renuente, nunca le interesó tener animales, menos a un perro a quien tendría que atender y cuidar.
Pero cierto día, conoció a alguien muy especial, una tierna y encantadora perrita llamada Coco que le cambió su percepción de las mascotas.
«Coco es la perrita que el abuelo nunca quiso pero que no puede vivir sin ella. Son los mejores amigos que nunca supo que necesitaba», dijo la amorosa nieta.
Cuando el abuelo miró los tiernos ojitos de la perrita, quedó cautivado con el amor que transmitía la dulce Coco.
Se hicieron mejores amigos, les encantaba pasar tiempo juntos, e ir para todos lados disfrutando de su compañía.
Cuando no están paseando por la ciudad donde viven, se quedan en casa descansando en el sillón preferido del abuelo, donde Coco tiene su lugar seguro, esperándola.
Hace poco, cuando la pareja de ancianos se mudó, necesitaron comprar algunas cosas, entre ellas, la silla que debía ser reemplazada por otra.
El abuelo comenzó a buscar una que reuniera todos los requisitos para sustituirla, considerando siempre el espacio para Coco.
Fue a las tiendas a buscar su nueva silla en compañía de la perrita, necesitaba que ella también la probara y que cupiera, y a la vez que estuviera a gusto y cómoda.
«Cuando la abuela y el abuelo se mudaron, necesitaban comprar muebles nuevos. Era requisito del abuelo que el reposapiés en su sillón fuera lo suficientemente ancho para que él y Coco, se sentaran uno al lado del otro», dijo Aleecia.
El señor Dahl y Coco probaron juntos la comodidad de los sillones en las tiendas
Era hermoso ver al anciano junto a su linda perrita seleccionado la silla que más se adaptara a las necesidades de ambos.
«Trajo a Coco a varias tiendas para probar sillas hasta que encontró la perfecta», comentó Dahl.
Los empleados de las tiendas sonreían con la tierna escena, no es común ver a un humano comprando muebles con su mascota.
«Coco siempre fue recibida con una sonrisa, ya que estoy seguro de que no todos los días un hombre y su perrita van a comprar muebles», comentó el anciano.
Finalmente, encontraron lo que buscaban, una silla muy cómoda, donde cabía perfectamente coco.
¡Que hermoso saber de humanos que aman a sus mascotas y las tratan como si fueran sus propios hijos!
Comparte esta hermosa historia con tus amistades y conocidos. Y demuéstrale a tu mascota que la quieres mucho, tomando en cuenta siempre sus necesidades.