La vida de los perritos en condición de calle es terrible. Viven situaciones degradantes que afectan su integridad física. Por fortuna hay personas que aman a los animales y son compasivas, como una mujer en Texas que puso una sonrisa permanente en el rostro de un peludo.
Sanford es un perrito de 10 años que vivía en la calle, fue atropellado por un auto y no podía caminar. Presentaba una lesión en su patita derecha trasera.
Sanford esperaba un triste final debido a sus lesiones
El perrito fue encontrado por un grupo de oficiales de control de animales, por su condición lo llevaron a un pequeño refugio municipal en Dallas, Texas.
Ese refugio no contaba con lo suficientes recursos para prestarle la ayuda que necesitaba. Así que su condición fue empeorando porque no recibió a tiempo la atención médica que requería.
Afortunadamente, un voluntario del grupo de rescate Dallas DogRRR supo del caso e hizo todo por ayudar al can. Tal como estaba en el refugio municipal, es posible que su final hubiese sido trágico. Lo llevaron a un hospital para recibir atención médica.
“Estaba herido físicamente… y cuando el voluntario fue a verlo, realmente no hizo ningún esfuerzo por venir a saludarlo. Es casi como si se hubiera dado por vencido, y solo estaba esperando que llegara su momento”, afirmó Kerry Anechiarico, director ejecutivo de Dallas DogRRR.
Por mediación del grupo de rescate, el perrito conoció a Karen Velasquez, la mujer que le ofreció ayuda, y lo llevó a su hogar después de que le dieron de alta en el hospital.
Desde ese momento, el animalito no deja de sonreír, como si de esa forma expresara la emoción por sentirse seguro, amado y protegido, por una persona que lo valora como jamás nadie lo había hecho.
«Vino a mi casa el 01 de mayo, solo unos días después de ser dado de alta del hospital, ha sido todo sonrisas desde entonces. Esencialmente, en los únicos momentos en los que no expresa su alegría es cuando está dormido o comiendo. Creo que desde que llegó a mi casa, se dio cuenta de que estaba en un lugar seguro», dijo Karen.
La vida del perrito cambió totalmente, ella le da comida casera balanceada, lo lleva a pasear a diario y juega con él y sus otros perros.
A pesar de sus diez años, Sanford, no actúa como los típicos animales de su edad. siempre está alegre, divertido y juguetón.
El sonriente animal está viviendo su mejor momento. Pero la casa de Karen es una especie de refugio temporal, mientras encuentra una familia que lo adopte.
Esperemos que pronto consiga su hogar permanente para que siga sonriendo de felicidad.
Comparte esta emotiva historia con todos tus amigos y conocidos, tal vez encontremos entre todos el hogar que Stanford merece. Ayudemos a los animalitos que están en espera de un hogar.