Para los amantes de los animales siempre será tierno y divertido toparse con una de estas criaturas en su camino, más aún si se trata de un pequeño con la personalidad tan amigable como la de Huxley. Y sin hablar de su buen trato y humor, sólo espera a descubrir lo que este chico hizo por sus compañeros de vuelo.
Lejos de estar nervioso, en su primer vuelo de Londres a Ibiza este perrito juguetón parecía decidido a entretener a más de uno en el lugar. Eso sí, no con acciones molestas sino ofreciendo la mejor compañía.
¿Quién no quiere compartir asiento con un compañero tan entretenido y dulce?
Huxley intentó llamar la atención de su madre Úrsula Daphne Aitchison pero como esta parecía estar ocupada, simplemente se cambió de lugar con alguien que lo notara.
«Estaba sentado en el asiento a mi lado, pero estaba de mal humor, lo que suele hacer cuando no le presto suficiente atención», dijo Ursula.
Huxley se cambió al puesto delante del de Úrsula y acompaño a un hombre que se mostró más que feliz con la compañía del chico.
El decidido amiguito estaba aplicándole la ley del hielo a su dueña, ignorándola y sólo dejándose consentir por su nuevo compañero de asiento. Sin embargo, su actitud cambió cuando escuchó que Úrsula destapaba un empaque de papás fritas.
De inmediato, el chico buscó la forma de llamar nuevamente su atención e intentó hacer las paces de la manera más dulce.
El pequeñín asomó su carita por la abertura que quedaba entre su asiento y el de su compañero, y desde allí comenzaron las monerías. Como es lógico, los pasajeros que estaban cerca de Huxley no podían contener la risa por las divertidas caras que hacía este amiguito.
Su intención era clara, quería convencer a su madre para que compartiera el refrigerio y aunque no pudo lograrlo sí se ganó muchos mimos.
Las imágenes fueron compartidas por Aitchison en su Facebook, así que Huxley no sólo divirtió a los compañeros de vuelo sino a muchos cibernáutas en las redes.
“Pasó 30 minutos en ese asiento; el hombre a su lado dijo que era un muy buen pasajero y el hombre del otro lado del pasillo se estaba tomando selfies con él. Huxley seguía dándole la pata para sostener. Estaba haciendo reír a mucha gente y el hombre a mi lado pidió que le tomara una foto para enviársela a su hija”, dijo Aitchison.
Con semejante compañero no hay viaje que no pase volando. Huxley es un ejemplo de la inteligencia y las ocurrencias de los animalitos. Estas vivaces criaturas siempre saben cómo darle la cara más dulce a cualquier circunstancia, quizás deberíamos tener el mismo optimismo y actitud que ellos.
Comparte esta divertida historia y haz que tus amigos se mueran de risa y ternura con Huxley. ¿Acaso habías visto a un pasajero tan amable como él?