Valia Orfanidou es uno de esos angelitos sin alas que transforma la vida de los animalitos más indefensos ofreciéndoles oportunidades donde muchos ven pena o una muerte segura. Valia pasa gran parte de su tiempo como voluntaria en refugios alrededor de Atenas, Grecia, así que ayudar a distintos grupos de rescate que velen por la seguridad de los peluditos forma parte de su día a día.
Una fotografía en una estación del tren los hizo llegar al perrito abandonado.
Un día vio a un perrito donde su frágil y cadavérico cuerpo solo estaba cubierto por piel llena de sarna y con algunos mechones de pelos. Sin duda alguna, ante los ojos de Valia era el perrito más triste del mundo. Movida por su pasión decidió ofrecerle su ayuda así que decidió contactar a su amiga y un equipo para ir a rescatarlo.
Todos estaban impacientes por encontrar aquel perrito frágil de la foto.
El perrito se encontraba a unos 70 kilómetros de su ciudad natal, Valia y el equipo emprendieron el rescate emocionados, pero al llegar vieron que las condiciones del perrito eran tan deplorables que todo lo que podían hacer era ayudarlo o intentarlo morir con dignidad.
La sarna o escabiosis es una ectoparasitosis de distribución mundial.
Juntos decidieron llevarlo a un veterinario, para sorpresa de todos el médico les dijo que el perrito podía recuperarse, no dudaron empezar un largo proceso de recuperación y bautizar al perrito con el nombre de Billy. Los primeros días el frágil perrito solo dormía y comía poco, disfrutaba de su nueva y acogedora cama.
Valia se llevó al perrito a su casa para darle atención prioritaria.
Lentamente fue transformando su apariencia gracias a la paciencia y dedicación de Valia. A pesar que ha ayudado a muchos perritos nunca antes había visto una transformación paso a paso, sin duda, era todo un milagro.
Después de dos meses Billy parecía ser otro perrito.
En un par de meses aquel bulto de huesos y sarna se fue transformando en un perrito saludable y hermoso, su sarna se curó completamente y su cabello comenzó a salir por toda su piel. Parecía irreconocible ante aquel grupo de rescatistas que apostaron por su vida. Una vez que terminó su recuperación dieron a Billy en adopción.
Son muchos los perritos abandonados que necesitan un angelito que los salve.
No pasó mucho tiempo para que Billy se marchara a su nuevo hogar, fue adoptado por una mujer griega que vivía en Suiza, sin duda, para Valia fue muy difícil despedirse de su pequeño gran milagro, pero estaba feliz de haberle salvado la vida, ahora tiene la certeza que es un perrito sano que llena de alegría cada rincón de su nuevo hogar.
Emma es su nueva dueña, aún mantiene el contacto con Valia a través de Skype.
Afortunadamente, Billy se encontró con maravillosas personas que le dieron una segunda oportunidad. Recordemos que son los pequeños actos los que hacen la diferencia, motivémonos a realizar pequeños gestos de amor por los perritos abandonados, ellos nos lo sabrán agradecer.
Comparte esta historia en tus redes para que todos vean la increíble transformación de un perrito que cautivó a todos con su belleza.